LeynaAún recuerdo cuando aún no tenía nada entre mis manos y solo tenía la mirada de él, una que no era la que deseaba, ya que no era la misma que le dedicaba. Aún pienso en las noches en las que me las pasé soñando con un nosotros y que hoy en día lo había conseguido. Era un nosotros. Un Mario y yo.Creo que cada quien debe de pensar en cómo hacer realidad sus sueños, aunque a veces parecen inaceptables e imposibles, créame que es solo una manera de verlo. Porque lo mío también era algo imposible y lo hice posible a base de darlo todo, pero siempre teniendo amor propio. Decidida y sin miedos, aunque los oculté detrás de la piel.—No te entiendo, ¿por qué debemos viajar a España, Mario? — asustada pregunté a mi prometido—. ¿Le pasó algo a Volker?Negó nervioso—. No, mi vida. Solo necesito darle una sorpresa a Chloé, Abel me dijo que estaba embarazada y quería sorprenderla con nuestra presencia y felicitarla.Fruncí el ceño. Pero en parte me alegraba por Abel y Chloé.—¿Está embarazada
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