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Todos los capítulos de Los Matices de mi Vida.: Capítulo 11 - Capítulo 20
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Capítulo once: El defensor.
Me quedé sentada disfrutando mi trago y moviéndome al compás de la música, mientras observaba a las personas en la pista, era muy divertido verlos, algunas parejas estaban muy melosas; otros grupitos bailaban y se chocaban entre sí, habían muchas personas con sus propios estilos, en fin; mucho para ver. Mientras estaba en las nubes y contemplando la pista, alguien se sentó a mi lado sin que me diera cuenta, — Hola hermanita. Uff, esa vos otra vez no, fue lo primero que se cruzó por mi mente. — ¿Qué quieres?, ¿no tienes alguna chica por ahí con quien perder el tiempo?— soltó una risita y puso su mano en mi rodilla, — Ahí muchas sí, pero esta noche eres tú la que me interesa— se pegó más a mí, — ¡Quítate! — saque su mano y me alejé un poco, cosa que resulto en vano; ya que mientras más me alejaba, el más cargoso se ponía, — Anda, no te hagas la difícil. Sé que también estás loquita por mí— tomo mi mano apretándola a su pecho, — Ni en tus sueños, tú solo me das asco
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Capítulo doce: La venganza de un cobarde.
— Pero mira a quien tenemos aquí— pronunció Darek, bajándose del auto, dirigiéndose al copiloto mientras miraba a Matt, — Nada más y nada menos que a una basura— añadió Antuan, —Más que una basura, es un pequeño mariconsito— aclaro Bruno escupiendo el piso, — Pero si son los tres cavernícolas más estúpidos de toda la uni— contesto Matt, mientras los miraba de arriba abajo sin perder detalle de sus movimientos. — ¿Creíste que tu jueguito de la semana pasada iba a quedar así? —aclaro mientras caminaba hasta quedar a unos pasos de distancia, — Nadie toca a uno de los nuestros y sale ileso— dijo Darek con un b**e en la mano, — Vamos a ver cuánto te dura la sonrisa una vez que hayamos terminado contigo— continuó Antuan recostado por la cajuela del auto. Matt luego de escucharles se giró en mi dirección, mirándome a los ojos, — Fer vete de aquí, ahora. —Pero… — quise negarme, y él apoyó su mano en mi hombro, —Quiero que te vayas… — pronunció con calma y pude ver en
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Capítulo trece: La abuela
Los minutos se volvieron horas, hasta que por fin se abrió una de las puertas, —Familiares de Matt Otiglias— preguntó el médico. Una anciana; que estaba detrás de nosotros, se levantó lentamente y contesto, — Sí, soy yo la abuela de Matt. Los cuatro nos miramos con cara de asombro, no nos dimos cuenta ni en qué momento había llegado esa mujer que, a pesar de su edad, se veía muy fina y delicada. — Bien señora, su nieto se encuentra fuera de peligro, aunque tiene un par de costillas rotas y un hombro dislocado; estará bien. Al oír las palabras del doctor sentí que mi alma había vuelto a mi cuerpo, estaba contenta de saber que mejoraría, pero también me sentía muy culpable porque estaba así por defenderme. — Puedo pasar a verlo— preguntó la dulce anciana, a lo que el médico aceptó y se fue con ella rumbo al cuarto donde se encontraba Matt. —Bueno, yo me retiro. — agregó Jesua, haciendo un gesto con la mano y perdiéndose de vista. —Chicos, ¿por qu
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Capítulo catorce: Enamorada de un chico malo.
Luego de un rato alguien entro en la habitación, — Ahí; perdónenme, no quería interrumpirlos— dijo su abuela mientras yo me alejaba de él a toda prisa, sonrojada y con el alma agitada, — Ho, hola Rosa— respondí con la vos temblando, — Tranquila, yo también tuve su edad, sabes— me dijo notando mi vergüenza, pero yo solo pude tomar mi bolso de la silla con apuro, —Bueno, debo irme, nos vemos luego— asentí y salí lo más rápido que pude de ahí antes de que pudieran decirme algo. Cuando llegué a la parada, respiré hondo y disfruté la brisa que refrescaba mi piel, mientras esperaba el bus para volver a la Universidad. Ya en camino, recordé a detalle lo que había pasado, aún sentía su calor en mis labios, los toque suavemente con los dedos y me quedé ahí recordando y grabando ese momento que para mí era tan especial, ese era mi primer beso. Coloqué mi mano sobre mi pecho y el solo hecho de recordarlo hacía que mi corazón se agitara de una forma que nunca antes había sen
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Capítulo quince: Problemas.
Me desperté muy temprano el día de hoy, me sentía más tranquila, así que me puse a hacer deberes antes de irme a clase. Lu aún dormía, así que intenté hacer el menor ruido posible para no despertarla, era la última semana de clases; luego tendríamos una semana de descanso por ser primavera, así que no quería dejar nada para último momento. Por fin volvería a ver a mi familia luego de casi 8 meses, pasaría esa semana junto a Blanca; Renato y Clara, Lu y Luca también volverían a ver a sus familias. Ya habían pasado las primeras horas de clase y estábamos en el descanso del medio día, nos sentamos en la mesa apartada de la cafetería como siempre con Lu y Luca. Lu estaba muy emocionada por volver a casa, su familia era muy unida, al contrario de la de Luca y la mía. Él no estaba nada feliz por ir, sabía que apenas llegara, iba a tener problemas con su padre, este era muy severo y no le gustaba ni la forma de ser, ni de vestirse de su hijo, siempre peleaban por las mismas cosas. Su m
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Capítulo dieciséis: Otra bronca más.
Me recosté por el capot de mi auto, saqué mi teléfono del bolsillo y lo puse a grabar antes de guardarlo de nuevo, ya eran las 6 y podía ver como venía hacia mí moviendo sus caderas, —Hola guapo— me dijo arreglándose el pelo, — ¿Qué quieres Andrea? — Bueno, veo que estás un poco malito— me sonrió con aparente coquetería barata, — Tienes dos minutos para decirme lo que quieres o me largo— le dije dejando claro que esta situación no era de mi agrado, —Ok, ok seré directa; me gustas, me fascinas y quiero tenerte para mí, ¿fui clara? Al escucharla me tensé de inmediato, no cabía en mi cabeza el cinismo que esa mujer poseía. —¿Que yo te gusto?, no me hagas reír; si tú fuiste cómplice para que los idiotas me dieran una paliza—le recordé su hazaña pasada, — Si lo sé, pero eso no tiene nada que ver con lo que siento, aparte es tu culpa por andar de coqueto con esa perra. Al escucharla decidí utilizar el momento a mi beneficio, así que la mire seductoramente y l
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Capítulo diecisiete: Uno más para esta familia.
La semana por fin había terminado y Matt no había parado de mandarme mensajes y llamarme, pero no le he respondido, Luca y Lupe han estado a mi lado más que nunca esta semana y no han dejado que él o su grupo se acerquen a mí. Aún no he podido sacarme esa imagen de mi cabeza, sigo teniendo el corazón destrozado, pero he logrado calmarme. Renato llegó a buscarnos el mismo viernes al término de las clases. No pude aguantar la emoción al verlo y corrí a abrazarlo, —Hola mi pequeña— me dijo abrazándome y girando conmigo en brazos, los padres de Lupe también habían llegado, así que nos despedimos de ella y vimos como partía despidiéndose por la ventanilla. Luego de hacer las presentaciones correspondientes, subí en el auto y esperé a que el tío y Luca guarden los bolsos en el maletero antes de subir en él, —Bueno, nos vamos— dijo Renato arrancando el motor. Pude observar por la ventanilla a Matt parado alado de su auto, note que me miro con tristeza mientras pasábamos a su lado.
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Capítulo dieciocho: Un acto de desprecio.
—¿Qué haces aquí, padre? — le pregunté, observando por la ventana que mi madre también estaba aquí, — ¿Qué haces tú aquí y porque estás vestido así?, no te dejé bien en claro que te cortes el maldito cabello; los hombres no usan el cabello largo, eso solo lo hacen las mujercitas. — Si viniste a criticarme o pelear, te pido que te vayas, ya soy un adulto y no sigo las reglas de tu casa— me pare cerio frente a él, aunque mi padre era más alto que yo y tenía tres veces mi cuerpo, intente no demostrarle miedo, — Te crees muy hombrecito para hacerme frente— sin decir más me dio un golpe haciéndome caer al suelo, pude ver como caían las gotas de sangre de mi nariz en el asfalto, Intenté levantarme lo más rápido que pude, pero cuando iba a golpearme de nuevo, Renato se interpuso dándole con la llave inglesa por el brazo, — ¡Aparta tus asquerosas manos del chico gilipollas! —, volvió a darle otro golpe a lo que mi padre retrocedió, — ¡LÁRGATE DE AQUÍ Y NO REGRESES! — insistió h
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Capítulo diecinueve: La última vez.
Más tarde la policía se llevó a ese hombre detenido y el resto fuimos tras ellos para dar declaraciones a la estación de policía, Luca se sentía muy mal por lo sucedido, sabía que su padre era un hombre de armas tomar, pero jamás imaginó que sería capaz de tal acto contra su sangre por puro desprecio. De regreso en la casa de Blanca, Luca se quedó totalmente dormido por los calmantes, Lu regresó a su casa con sus padres, no antes de cerciorarse que todos estemos bien, Matt y su grupo quedaron en la estación de policía dando su declaración. Me senté en el suelo pegado a la cama de Luca que lloraba dormido, tome su mano con sumo cuidado y acaricie su pelo para que se calmara y sintiera que no estaba solo, me dolía en el alma verlo así, él que siempre estaba de buen humor y feliz se veía tan frágil, dolorido y cansado en ese momento. Sabía cómo se sentía y lo difícil que era pasarlo sola, así que no lo dudé y me mantuve a su lado, en ese momento mi teléfono vibro a mi lado y lo tom
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Capítulo veinte: Aclarando malos entendidos.
Las vacaciones habían terminado y ya estábamos de vuelta en la uni; las clases habían tomado un giro especial, como eran los últimos dos meses de clase, todos los profesores empezaron a hablar de las carpetas finales, tema muy importante; ya que eran 5 trabajos que corresponderían a la evaluación final y pase al año siguiente, en la mayoría de las clases podías elegir un equipo de tres personas para hacer el trabajo, menos en la clase de Psicología, en esta materia el profesor dictaría los equipos, puesto que los otros profesores estaban de acuerdo con él. Me tocó hacer equipo con Renata y Pablo, por suerte no me tocó con personas desagradables, quedamos en reunirnos después de clases en la biblioteca. Luego de escuchar las pautas para el proyecto, me dirigí a la enfermería, como me dolía un poco la cabeza, quería pedirle algún calmante a la doctora. —Hola, con permiso— la saludé cortésmente al entrar, —Hola señorita, buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarte? — me preguntó. Le co
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