CAPÍTULO CATORCE. VERDADES.
Una bruma oscura se cierne sobre mí, solo hay dolor, humillación y el rencor se apodera de todo mi ser llevándome a lugares tan oscuros que se me dificulta regresar. Me remuevo incómoda, el sudor que baña mi cuerpo es tan frío como los malditos ojos de Nickolay Semionov, estoy temblando, las náuseas me atacan, pierdo poco a poco el deseo de escapar no tengo fuerzas estoy cansada y me encuentro con una ráfaga de aire dentro de la habitación donde me tienen secuestrada. Grito tratando de deshacerme del amarre con lo que creo es mi último aliento y aparece un gigante que va a lastimarme. — ¡Anette, Anette, despierta por favor! – pataleo tratando de quitármelo de encima, rasgo la piel de unos brazos fuertes que me detienen — ¡Anette, m*****a sea! — ¡No, no por favor! – grito desesperada — ¡No me lastime por favor, por favor! Despierto de la pesadilla con el pulso a mil, bañada en sudor y con unas náuseas horribles. Aparto a Johnson para salir de la cama y correr al baño para devolver el
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