Debido a la insistencia (#amenaza) de su padre, dejó el trabajo, se centró en cuidarse, comer bien, dormir lo más que pudo y acepto todas y cada una de las indicaciones que el médico le envió. Los primeros días se le veía preocupada y algo decaída, sin embargo, al procesar la idea y asimilarlo con calma, sus mejillas se volvieron rosadas, su mirada brillaba y su temperamento había vuelto a ser el más dulce, cálido y amable de antes. No se negaba a los acercamientos de Esteban, al contrario, parecían haberse vuelto aún más unidos. Él que sentía que la ira y los celos lo carcomían día con día, sentía que se desinflaba como un globo cada que veía su sonrisa de alegría. Desafortunadamente, ya no tenía el corazón para decepcionarla. Esa tarde, Ximena que había logrado deshacerse de Esteban por unas horas, fue al restaurante de Tabata. Al llegar, se sorprendió de lo solitario que estaba el lugar. Y una Tabata completamente demacrada y fuera de sí. Sus exigencias siempre eran fue
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