–¿Por ella estabas en Hays?– Preguntó Scott intentando entender. –Ingresé en prisión por mis malas decisiones. Por perder la cabeza. –Víktor afirmó y Scott intentó entender. –Me enamoré de una niñita malcriada y caprichosa, pero dulce como ella sola, me volví loco por ella. Marina tenía los dieciocho años recién cumplidos. Era la hija de un narcotraficante español, que cómo podrás imaginar no era mi mejor amigo. Estaba obsesionado por ella y ella estaba loca por mí, así que me importó muy poco empezar una guerra contra su padre. Él puso un precio muy alto a mi cabeza, Marina se asustó tanto que fue a buscarlo. La hizo elegir entre su familia y yo, así fue cómo tomó la peor decisión de su vida. –Víktor hablaba con la voz rota, era visible que le dolía más de lo que era capaz de admitir. –Se vino aquí a vivir conmigo, éramos felices. Seguramente habrá sido la luna de miel más intensa de la historia. –Víktor sonrió con tristeza. – pero después nuestra relación se volvió un caos. Una niña
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