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Todos los capítulos de Entre el perdón y la venganza: Capítulo 71 - Capítulo 80
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La mejor versión de ti.
La música a todo volumen, las luces cambiantes, los cuerpos moviendose frenéticos al ritmo de la música. Dominick respiro profundo mientras se movía siguiendo los pasos Mónic, a su lado Thiago Visantino. Ninguno de los dos podía apartar los ojos de sobre ella, con ese conjunto que llevaba, shors negros cortos, camisa brillante de tirantes, con escote de cascada que obviamente llevaba sin brasier, estaba mostrando demasiada piel, se veía hermosa si pero ¡por Dios!, esa mujer iba vestida para provocar. La actitud jovial, alegre y altamente sensual provocaba que todos la mirarán; era atrayente, demasiado. Llegaron a una zona reservada de la discoteca. Un hombre alto detuvo el camino de Mónic. — Alto — dijo antes de poner sus manos sobre la cintura de la mujer, de inmediato tanto Dominick cómo Thiago sujetaron una de las muñecas del sujeto. — Si sigues tocando tendrás que pagar, cariño — esa voz seductora y la forma en que guiño el ojo al desconocido era capaz de hacer sonrojar a cualqu
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¿️ Advertencia?
En el momento en que estuvo frente a la puerta de su departamento se arrepintió de no haberse ido con Thiago a su casa, todo el sueño y el cansancio desapareció en el instante en que encontró aquel sobre en su puerta, dando paso a un deje de preocupación apenas lo abrió encontrandose con fotos de ella misma en diferentes situaciones; en la constructoras, en reuniones o simplemente realizando cualquier actividad; su corazón comenzó a latir apresurado al leer la nota: "Detente o morirás. ¿Renunciar o perder la vida?" Era una clara amenaza hacía su persona; cerró los ojos y respiro profundo por un instante, no podía dejar que el pánico se apoderara de ella, tomo su teléfono para marcar el número de Thiago este lo enviaba directamente a buzón. Marco la clave de su departamento abriendo la puerta para contemplar la perpetua oscuridad de su sala. Trago grueso pero entro a paso lento, asustada. Enseguida se arrepintió de ello, encontrando fotos en el suelo de su casa, regadas y rotas. ¿Que
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Otra noche.
Estar en el ojo del huracán podía ser realmente incómodo pero también podía llegar a ser realmente significativo, sobre todo cuando eres una persona que necesita estar en el ojo público, había pasado una semana desde que Mónic recibió la amenaza en su departamento; una semana en la que se había mantenido voluntariamente en el ojo de la prensa. Primero haciendo donaciones a diversas organizaciones importantes, cortando el listo de inauguración de un nuevo hospital, visitando ancianatos, casas hogar y un sin fin de cosas más. Era una buena forma de protegerse; ¿quien en su sano juicio intentaría matarla estando rodeada de periodistas las 24 horas del día?. ¡Nadie!. Y ella había sabido aprovecharse de eso. Pero esa noche era diferente, esa noche necesitaba un verdadero escándalo que la mantuviera en la cima por un buen tiempo, que hiciera que la curiosidad de los periodistas estuviera a flor de piel y que la siguieran cómo si fueran su sombra. Esa noche había planeado algo grande... se
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Más de un sentimiento.
Tener a Mónic a su lado, desayunar con ella, escuchar su risa era para él simplemente increíble, era la sensación más cálida y maravillosa que había experimentado en un buen tiempo; ¡Dios!, la extrañaba tanto que dolía y por ese efímero momento era como si aún estuvieran juntos, cómo si se perteneciera el uno al otro. — ¡Estabas loca!, enserio — decía entre risas Dominick. — Oye no es así... solo son cosas que uno hace de niños — se defendió Mónic, siempre era agradable compartir vivencias de infancia — mi vida fue una completa locura. — Lo se — Dominick dejo escapar un suspiro — pero apuesto a que eras una niña totalmente adorable. — ¡Era una diablilla!, me rompí el brazo al trepar un árbol... — dejo escapar una risita un tanto infantil — no cambiaría mi vida por nada del mundo... es decir, tuve malos momentos no lo niego pero al menos pude reír... — se cruzó de brazos pensativa — muchas veces extrañe a mamá y deseaba conocer a papá pero las cosas pasan por algo... sino hubiera vi
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Redes.
La brisa fresca azotando su cabello, el bonito día soleado pero sin llegar a ser irritante; las olas del mar golpeando en la orilla y la maravillosa compañía. Bastaba con mirar de perfil para notar las hermosas facciones que poseía Thiago Visantino, ojos azules y expresivos; cómo el azul de un cielo despejado durante el verano; su nariz perfilada y labios marcados sin dejar de ser masculinos pero lo más hermoso de él, era esa sonrisa sincera que parecía tener permanentemente plasmada sobre sus labios. Si tuviera que describir a Thiago Visantino diría que era como una bocanada de aire fresco, ese suspiro que te trae paz. — ¿Mónic? — la llamo al darse cuenta que ella realmente no le estaba prestando atención. — Perdón me desconecte — de disculpo avergonzada, Thiago solo dejo escapar una carcajada. — Deja de fantasear con Carbajal. Se que lo amas y todo eso pero hoy eres solo mía. — ¡No estoy fantaseando con él! — dijo rápidamente, antes de agachar la mirada avergonzada — estaba pens
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Corazón vulnerable.
— ¿Está totalmente segura de esto? — preguntó Luis Alberto mirando fijamente a la mujer mayor que estaba sentada frente a él. — Por supuesto, ya le entregué las acciones de la constructora que su Bisabuelo se esforzó en levantar desde cero, le entregue propiedades, cuentas bancarias pero eso no es ni la mitad de todo lo que realmente le pertenece y no quiero dejarlo como herencia... se que mi hijo es capaz de hacer cualquiera cosa para imputar mi testamento; repartiré algunos bienes en el pero periférico que absolutamente todo quede de una vez a nombre de Mónic — Respondió la abuela dejando escapar un suspiro, no se estaba haciendo más joven y sabía que tarde o temprano su vida llegaría a su fin; por lo que deseaba dejar a su nieta bien protegida. — Son muchas propiedades, las cuentas bancarias... es una gran suma de activos — resaltó Luis Alberto sabiendo que tenía un gran trabajo por delante — sin mencionar los bienes heredados de su esposo, de los cuales usted no ha tomado posesió
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Quien riendo la hace, llorando las paga.
Estaba agotada, sus pies le dolían y solo quería tirarse a su cama y tal vez llorar un rato. ¡Para ella ese día había sido fatal!, Dominick la estaba ignorando abismalmente, ni siquiera haberle dicho que sería padre había logrado unirlo del todo a ella, sus planes no estaban saliendo como ella quería; había imaginado que al momento en que le dijera a Dominick que le daría un hijo este se casaría con ella, vivirían juntos y serían una familia realmente constituida. ¡Pero nada de eso había pasado!, al contrario parecía que Dominick se alejaba cada vez más de ella y sorprendentemente su prima Mónic parecía estar ganando más terreno en múltiples áreas, en un abrir y cerrar de ojos se había quedado con el control de la mayoría de las acciones de la constructora, les estaba controlando los gastos en base a sus ganancias por su porcentaje de acciones mientras ella hacia todo lo que quería. Esa niñita estúpida estaba monopolizando el poder, el dinero, las propiedades e incluso el amor de los
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Planes
Dominick Carbajal se caracterizaba por ser un hombre de armas tomar, de decisiones firmes y de carácter, respetado y temido por sus clientes; digno de admirar en el ámbito profesional pero en el ámbito personal... bueno está de más decir que su vida personal era un completo desastre, de eso no había duda y lo comprobó en el instante en que el timbre de su departamento lo saco de sus pensamientos y al abrir la puerta se encontró la sensual figura de Mónic reclinada en la puerta. — Buenas noches, Carbajal — Miles de pensamientos pasaron por su mente, desde tomarla entre sus brazos y hacerla prisionera se ese departamento hasta un fogoso beso robado de esos labios pintados de rojo seductor — ¿Tienes planes para esta noche?. — hee — el cerebro de Dominick parecía haberse desconectado durante unos segundos, hasta que carraspeó recuperando la compostura — en lo absoluto. ¿Necesitas algo?. — De hecho si — respondió con una sonrisa cargada de picardía antes de apartarse de la puerta y dejar
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Una flor marchita.
Posar, sonreír, lucir encantadora y perfecta... deslumbrar con su belleza... esa era prácticamente su rutina desde que se había puesto en el centro del huracán mediático; ¿por qué ese día debía ser diferente?. Apenas la vieron bajar del automóvil la atención se centro en ella, como si el resto del mundo desapareciera ante su sonrisa encantadora. Decir que la estaban esperando era poco, en el fondo los periodistas quería que apareciera en el gran evento organizado por Dominick Carbajal; en el fondo deseaban ver sus interacciones y de allí poder armar el próximo chisme para un gran titular. Estaba tan acostumbrada ya a todo eso que ya se sentía como una muñeca mecánica con sus acciones programadas. ¿En qué momento había dejado de ser la Mónic real?; quizás en el instante en que el apellido Malvorich comenzó a formar parte de su vida. — Quería nieta; que bueno contar con tu presencia — saludo Armando con una gran sonrisa plasmada en sus labios abrazando a Mónic mientras las cámaras capt
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Lo que no podemos controlar.
Existen muchas cosas que podemos controlar en la vida, como las decisiones que tomamos, decidir que nos gusta o no hacer; incluso en que queremos trabajar y en qué no pero también existen miles de cosas más que no podemos controlar, como de quién nos enamorados; los sentimientos que despiertan en nosotros... y la muerte... De todos las cosas que no podemos controlar la muerte es una de las que más nos aterroriza; vivimos huyendo de ella y deseando tener un día más, un instante más para hacer lo que queramos pero nos olvidamos de vivir el hoy, el día que nos ha sido regalado. Quizás una de las razones por la que la muerte nos aterroriza tanto es por el vacío emocional que nos deja; cuando muere un ser querido, cuando perdemos a alguien que amamos... quizás es por como nos hace sentir desolados y perdidos en el silencio que acompaña a las lágrimas vagas o simplemente nos aterroriza el hecho de no saber que abra más allá de nuestra partida. Fuera como fuera, la eterna quietud de la mue
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