La música a todo volumen, las luces cambiantes, los cuerpos moviendose frenéticos al ritmo de la música. Dominick respiro profundo mientras se movía siguiendo los pasos Mónic, a su lado Thiago Visantino. Ninguno de los dos podía apartar los ojos de sobre ella, con ese conjunto que llevaba, shors negros cortos, camisa brillante de tirantes, con escote de cascada que obviamente llevaba sin brasier, estaba mostrando demasiada piel, se veía hermosa si pero ¡por Dios!, esa mujer iba vestida para provocar. La actitud jovial, alegre y altamente sensual provocaba que todos la mirarán; era atrayente, demasiado. Llegaron a una zona reservada de la discoteca. Un hombre alto detuvo el camino de Mónic. — Alto — dijo antes de poner sus manos sobre la cintura de la mujer, de inmediato tanto Dominick cómo Thiago sujetaron una de las muñecas del sujeto. — Si sigues tocando tendrás que pagar, cariño — esa voz seductora y la forma en que guiño el ojo al desconocido era capaz de hacer sonrojar a cualqu
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