El día de su partida, Vladimir hizo acto de presencia, llegó con un guardarropa nuevo para ella, alegando que su prometida debía estar siempre elegante. La ropa aunque hermosa era para una persona de más edad de la que Ivanna tenía, resignada a usarla, la joven agradeció el regalo.Cuando fue a despedirse de ella, rozó su mejilla con las yemas de sus dedos largos y huesudos.―Recuerda siempre, Ivanna, que eres mía, ve, aprende y vuelve hecha una mujer refinada, estoy ansioso que pasen estos tres años para poder tenerte, mientras tanto piensa mucho en mí, yo pensaré constantemente en el día de tu regreso, preciosa mía.La repulsión de su toque la hizo temblar, él sonrió pensando que era timidez.Partió de Rusia en un avión privado que se dirigía a Suiza acompañada de Gunila y Nana. Aunque había viajado en otras
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