Capítulo sesenta y ocho Había una vez una adolescente bajita, gordita, calladita, estudiosita, que no se metía con nadie y creía que tenía problemas de esquizofrenia. Esa era yo y joder que mi vida era perfecta así.No me quejo del ahora, porque todo pasa por algo, pero que me pongan dos inyecciones en mi trasero con una especie de agua rara que una bruja recomendó por una semana, eso no es lo mejor del mundo.Y se preguntarán, ¿pero qué ha pasado?Bueno...FlashbackEscucho las voces de los demás y trato de levantarme, pero mi cuerpo no reacciona a mis impulsos, abro los ojos poco a poco acostumbrandome a la luz y lo veo tendido sobre la cama a mi lado.Miro el panorama y observo al mismo doctor que me atendió cuando él me había marcado,
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