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¡Nadie!
Axel conducía a alta velocidad, pero esta vez lo hacía con una sonrisa en el rostro, hoy después de tanto tiempo llevaba su Bentley descapotable, hacía una buena mañana; que buena, una excelente, maravillosa, mágica e única mañana. Había amanecido al lado de esa chica con ojos color sol, sí, eran como el sol radiante de esa misma mañana. Y lo mejor, ambos recordaban lo que había sucedido la noche anterior, así que, como alguna vez lo prometió, la besó y bajó de nuevo haciéndole el amor de la manera menos salvaje y la más delicada que podía. Y a pesar de que su excitación y su tensión aún estaban presentes, saborear cada parte de Freya era simplemente fascinante. Cuando entró a su propia oficina, sus propios empleados no podían reconocerlo, era un señor Tremblay totalmente diferente, posiblemente nin
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¡Estás jodido, Axel Tremblay!
Ver esos ojos verdes fue como tener un pequeño flujo de aire de nuevo en medio de su pecho, entró sirvió un trago para cada uno, doble y sin hielo y se sentó a su lado. — ¡Mierda, Axel! Toda la p**a oficina escuchó. — Eso no me importa, Kate está furiosa, no va a quedar tranquila hasta que su reputación vuelva a ser la de antes. Andrew suspiró, no era el mejor momento para seguir hablando, pero tampoco había otro momento para decir lo que tenía que decir. — Axel… — empezó suavemente tanteando el terreno — Fue Grace, ella fue la que difundió la verdad sobre el embarazo de Freya…— ¿Qué? — no esperaba eso, pensaba que algún paparazzi o reportero chismoso, incluso que le hubiesen pasado información desde la clínica donde los atendieron el día anterior — ¿Y cómo diablos supo esa mujer sobre Freya?— No lo sé — se encogió de hombros y terminó su trago. — ¡Mierda! Debí poner a esa mujer tras las rejas cuando tuve oportunidad — se levan
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¿Interrumpo?
— ¿Qué hacemos aquí? — preguntó Freya viendo el nombre “Harper” en la pared de aquel edificio alto y elegante. — Ven, ya te explico — entrelazó sus dedos con los de ella, y le dio un beso suave en la frente. Para de seguir su camino.Cuando llegaron a su despacho, Pandora hablaba acaloradamente con un hombre alto, corpulento, de cabellos oscuros. A Freya le costó entender cómo esa misma mujer que parecía una guerrera hace unos días, estaba ahí, llena de ira con lágrimas en los ojos, dolida, rota. Quién era ese hombre para descomponerla de esa manera.— ¡Que te largues de mi oficina! ¡Maldita sea, Malthe! ¡Eres un desgraciado infeliz! ¡Nunca debí confiar en ti!— Pandora… Por favor… ¡Déjame explicarte! — ¿Interrumpo?
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El camino de vuelta
— ¿Quieres que siga? — Sí, Axel.— ¡Me estás matando, nena! — suspiró — Pero primero a la ducha — Freya solo atinó a hacer un mohín en desacuerdo.Axel fue y preparó la tina con agua caliente, exceso de espuma y esencia de vainilla con lavanda, no había tenido ni un solo detalle especial con aquella mujer que le estaba entregando lo mejor de ella y ahora tomaría esos días para intentar redimirse. Cuando Freya entró, se le llenaron los ojos de lágrimas, también había decorado con pétalos y velas alrededor de la tina iluminando el lugar con una luz tenue y cálida. — ¿En qué momento hiciste todo esto? — sollozó. — Los pétalos y las velas ya estaban aquí — dijo encogiéndose de hombros, minimizando el h
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Escandalo mediático
— Ya podemos empezar — fue lo único que le dijo Axel a Andrew tan pronto llegó a su oficina. El joven de ojos esmeralda y mirada perdida solo asintió con una sonrisa de satisfacción. Las siguientes dos horas se la pasó siguiendo paso a paso las indicaciones que Pandora había enviado en un sobre cuando había encontrado un vacío legal en el propio documento que ella había redactado para que Grace Molinero saliera de la compañía por haber desviado fondos a una de sus cuentas extranjeras. El gran problema para Grace fue que Axel le pidió su dinero de vuelta, del cual solo recibió una décima parte, porque el resto se lo había gastado de alguna manera, dándose los lujos que su estatus social requería y su “misero sueldo” no lograba pagar. Quince llamadas después, veinte correos, y unos cuantos documentos demás,
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Factura de cobro
— Kate… ¿Qué haces aquí?— Venía a verte… — declaró dando varios pasos hacía él, en su rostro había de todo menos cosas amables —. ¿Cómo pudiste hacerle eso a Grace? Es mi mejor amiga, su familia está destrozada ¿Enserio estás empeñado a destrozar mi reputación?— Kate, esto no tiene nada que ver contigo — levantó las manos intentando calmarla — Grace tomó su decisión, cometió esos delitos, no podía quedarme de brazos cruzados. — Ella me contó… — gruñó furiosa — Me contó lo que hizo y que habían llegado a un acuerdo. ¡Rompiste el trato!— No, Kate — frunció el ceño, estaba dispuesto a hablar con ella, pero no que lo señalara de manera errónea
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¿Obsesión?
El tiempo del almuerzo se pasó volando para ellos dos, un minuto más no era suficiente para apaciguar la necesidad de estar juntos, entre miles de besos regados por el rostro de la chica, Axel se despidió dándole la noticia que a la noche irían a cenar con sus padres. Noticia que cayó como un baldado de agua para ella, no podía decir que conocería a sus suegros ¿o sí? Conocería a los abuelos de su hijo y los padres del hombre que estaba poniendo su mundo de cabeza y sacando lo mejor de ella.A pesar de la insistencia de Axel porque fuera y descansara Freya no lo pudo hacer, en vez de dirigirse al departamento corrió al centro comercial, no tenía un vestido bonito para la ocasión y mucho menos uno que le entrara. El resto del tiempo se lo dedico a su cabello y a maquillarse de manera natural. Decir que a Axel se le escurría la baba cuando vio a Freya aparece
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¡Le creíste!
Las semanas fueron pasando en medio de la tranquilidad que puede brindar llevar una demanda colectiva, tener una mujer embarazada, una familia gigante exigente y una compañía que dirigir. Sin contar que esa misma noche tenían el evento de presentación de la alianza con la compañía francesa de perfumes. Los preparativos estaban listos, los contratos firmados, ahora solo quedaba exhibir la unión ante los medios de comunicación para que al día siguiente estuvieran despachando grandes cantidades de esas botellas en sus tiendas de salud y belleza femenina. — Así fueras envuelta en un trapo sucio te verías hermosa — le contestó Axel a Freya que estaba a punto de echarse a chillar porque nada de su ropa le quedaba ya. Ni siquiera las bragas —. Anda, arriba ese ánimo. Ya llamé a Laia y viene corriendo, te traerá sus diseños más exclusivos.
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¡N-no es tu hijo!
— Sí. Fue la respuesta de Freya y Axel sintió como todo a su alrededor se derrumbaba, se nublaba, se oscurecía. No podía ser aquello solo una coincidencia, no podía ser aquello algo planeado por Kate, si Freya le estaba diciendo que conocía a aquel hombre, entonces… ¿Qué carajos estaba pasando en realidad?— Axel, cariño. Esta mujer solo te ha estado engañando — se acercó Kate para tomarlo del brazo y alejarlo de Freya — Mira, estás son las ecografías que le tomaron en la clínica de maternidad de Toronto. Y aquí hay fotos de la relación que llevaba con Frank desde hace unos años, hay exámenes, documentos, pruebas… de todo, cariño. — No -no… No es cierto, Axel. — ¿Estás fotos son reales, Freya? — Sí, pero no- no.
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¡Me engañaste todo este tiempo!
— Suéltame, suéltame, por favor — sollozaba Freya, mientras que ese hombre la arrastraba por un callejón cerca a la galería de arte —. ¡Estás loco! ¡Loco! ¡Suéltame!— ¡Eres una maldita mujerzuela! — la empujó haciéndola trastabillar hacía atrás, de no ser por un contenedor de basura termina en el suelo. — Y tú un desgraciado infeliz, así que suéltame. O…— levantó un dedo en señal de advertencia.— ¿Cómo pudiste hacerme eso? — ¿¡Qué!? … ¡Yo no hice nada!— Te revolcaste con ese hombre. Me engañaste ¿Qué no entiendes? ¡Que eres mía, Freya Baker!  — ¡No soy de nadie! — gritó ella de frustración, ira, tristeza
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