Axel conducía a alta velocidad, pero esta vez lo hacía con una sonrisa en el rostro, hoy después de tanto tiempo llevaba su Bentley descapotable, hacía una buena mañana; que buena, una excelente, maravillosa, mágica e única mañana. Había amanecido al lado de esa chica con ojos color sol, sí, eran como el sol radiante de esa misma mañana. Y lo mejor, ambos recordaban lo que había sucedido la noche anterior, así que, como alguna vez lo prometió, la besó y bajó de nuevo haciéndole el amor de la manera menos salvaje y la más delicada que podía. Y a pesar de que su excitación y su tensión aún estaban presentes, saborear cada parte de Freya era simplemente fascinante. Cuando entró a su propia oficina, sus propios empleados no podían reconocerlo, era un señor Tremblay totalmente diferente, posiblemente nin
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