Capítulo 11. EMMA. —¿Fue usted quien me dio la habitación exclusiva y el que me citó a su piso?—lo enfrento, completamente ofendida—. No le da la cara para venir hasta aquí, a mi habitación—miro la puerta incorrecta y camino hacia la que si es la mía—. Perdón, a esta habitación que si es la mía. Tiene una obsesión con acostarse conmigo que ha perdido el juicio con regalarme cuatro paredes e incluso citarme a una. Buenas noches, consiga a otra candidata que si logré caer en sus redes porque sus verdaderas intenciones no me interesan. Me observa, atónito, mientras yo logro por fin abrir mi puerta y meterme a mi habitación. Viene hacía mí con la intención de darme una explicación tras balbucear y le cierro la puerta en la cara, poniendo
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