140 Final feliz.
Llegaron a un lindo restaurant. Esa noche Amelia se sintió como una reina, Ignacio se encargó de que todo fuera perfecto. Pidió una copa de vino para él, y para Amelia desde antes había ordenado un cóctel de copa sin alcohol. El mozo sirvió ambas copas, primero le acercó a Amelia la suya, ella la recibió y le dio las gracias con una gran sonrisa, después le entregó a Ignacio la otra. Cuando el mozo se retiró, Ignacio le dijo: —Quiero brindar porque ya soy un hombre libre y porque pronto serás mi esposa. —Con una sonrisa ambos brindaron y bebieron el primer sorbo; luego Amelia le agarró la mano y le dijo: —Yo quiero brindar por ti y por nuestra felicidad. Ahora me siento segura, sin miedos, y sin ninguna duda. Te amo y le doy gracias al cielo porque te pude recuperar —Sus ojos se llenaron de lágrimas —. Creí que nunca estaríamos juntos de nuevo, pero estás aquí, conmigo. —Nunca nos volveremos a separar. —Brindemos. Brindaron y bebieron de sus copas; de pronto Amelia sintió que un
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