Hadassa. Dolor… Mi pecho se sentía hundido, literalmente mi corazón estaba partido porque estaba intentando asimilar dos cosas importantes ahora. Mis sentimientos hacia Rashad eran verdaderos, a pesar de que todo en mí lo negara, estaba sumida en él. Ahora, no quería que pensara que estaba faltando a mi palabra, y en este momento del día, ya debía saber que yo no estaba en el palacio. Por supuesto, lo primero que creería es que escapé, y estaba segura de que después de eso, su ira se desataría buscando a un culpable, y no descansaría en encontrarme y matarme con sus propias manos. Las lágrimas bajaron por mis ojos ante ese pensamiento, ni siquiera debía pensar en ello, no debía preocuparme sabiendo que Rashad era un desalmado. Pero luego, cuando mis lágrimas tocaron mi labio roto, y el ardor trajo a mi mente la abofeteada que mi hermano me propició, una bandera grande y roja, comenzó a titilar en mis
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