Edgar No quiero asustarla ni mucho menos enfadarme con ella por no tomar su lugar y dejar de entrometerse en mis asuntos, pero pensándolo bien ella es ahora la testigo de mi día a día, por mucho que quiera ocultarle cosas tarde o temprano las descubriría.—Zoe, no quiero gritarte, es lo último que quiero hacer hoy. Por favor, no preguntes— me acerco a ella y paso la palma de mi mano por su mejilla y ella se estremeció.—Lo siento, ¿vale? Tienes razón no debería de hacer esas preguntas, no me importa a dónde vas y dejas de ir, ni mucho menos quién eres.Presioné los labios porque asegura que no debía de tener interés sobre mi persona—. Quiero que me preguntes sobre sí te extrañé, si he dejado de pensar en ti, y por lo demás no te preocupes.
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