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Todos los capítulos de LOS HIJOS DEL CEO: Capítulo 21 - Capítulo 30
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Capítulo 21. Emotiva declaración
El primero en reaccionar fue Marcos, se movió con rapidez, dejando a Lía escondida detrás de su cuerpo, levantó la blusa de la mujer de un lado y se la entregó para que se cubriera, se pasó las manos por la cabeza en un gesto de frustración, y enseguida caminó un poco hacia la puerta para enfrentarse a la familia con una evidente expresión de enfado. —¡¿Qué carajos hacen aquí?! ¿Cómo supieron dónde vivía y quién les autorizó para poder venir a mi casa sin anunciarse? —preguntó en tono severo. —Hijo estábamos preocupados por ti, después de la declaración de tus padres a la prensa y luego cuando hablaste de estar comprometido con esa chica no te creímos, por eso queríamos verificar si era verdad —declaró con un poco de vergüenza su abuel
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Capítulo 22. El amor de su vida
Lía cerró la puerta de la habitación sin poder  contener el caudal de sentimientos que la embargaban, incluso opuestos a otros, unos de alegría, sorpresa, vergüenza, hasta de incredulidad."¿Será verdad que se enamoró de mí? ¿Cómo es eso posible, si es gay?" Se decía sin poder comprender la situación.De repente, de nuevo una idea surgió en su interior  "¿Si me ha estado engañando? ¿Si ese es su plan para hacerme caer y venirme a vivir con él y para hacerme bajar la guardia?" Se decía con inquietud,   ante ese pensamiento no pudo evitar su molestia.—Hay Marcos Esteban's, si me estás engañando ¡Voy a cortarte las mochilas! —exclamó apretando los dientes, caminando al baño para ducharse.En ese mismo momento, su conciencia la cuestionó "Ningún cortarle las mochilas, eso es intocable ¿Si ese hombre puede hacer todo lo que hizo con solo su lengua, te imaginas como es capaz de usar su miembr0?"Leer más
Capítulo 23. Mi rival en el amor
Lía entró en el dormitorio de nuevo, sintiéndose demasiado triste, se acostó boca abajo en la cama, dudando si Marcos dormiría en la habitación con ella o si quizás se quedaría con Liam, después de todo se trataba de su pareja.Quería dejar de pensar en Marcos y en Liam, por eso comenzó a dirigir sus pensamientos a otras cosas, hasta que  los recuerdos de sus padres se agolparon en su mente y al final terminó llorando de manera desconsolada.Los extrañaba muchísimo, la comida de su madre, los consejos de su padre, sus horas de tertulias, sus ratos de juegos. Jamás imaginó que los perdería de esa manera, tan trágica y juntos, fue inevitable imaginarse cómo fueron sus últimos  momentos. Desde su partida se sintió sola, a pesar de tener familia, no era muy cercana a ellos porque vivían en otras ciudades del país, quizás del cansancio, de tanto llorar o de mucho esperar la llegada de Marcos se quedó dormida.Leer más
Capítulo 24. Acto de celos
Lía observó a Liam con sospecha mientras los engranajes de su cerebro se activaban "¿Por qué me hace esas preguntas? ¿Será que le da vergüenza reconocer ante mí su identidad sexual?, aunque es absurdo, si sabe que soy la mujer contratada para ser la madre sustituta de sus hijos.  No sé, algo no me huele bien aquí", se dijo y enseguida comenzó a dar respuesta a las preguntas del hombre. —Liam, no es necesario seguir disimulando, sabes muy bien las razones para estar aquí, fui contratada para ser el vientre en alquiler de tus hijos y los de Marcos. El hombre la miraba como si le hubiesen crecido dos cabezas y se tratase de un fenómeno. —¿Te le caíste de los brazos a tu mamá? ¿Tienes alguna condición médica que te hace delirar o se te corrió una teja jodiéndote la
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Capítulo 25. El amor
Sentir los labios de Lía recorrer su boca y juguetear con su lengua, era la sensación más excitante que podía haber experimentado Marcos, a pesar de haber desfilado por su vida cualquier cantidad de mujeres hermosas, unas más a otras, entre ellas, modelos, actrices, empresarias, ninguna podía compararse a la mujer frente a él, que temblaba como si fuera una hoja siendo batida por los vientos. Ella era distinta, una mezcla contradictoria, porque, por una parte, era frágil, aunque a la vez dura para enfrentarse a cualquier vicisitud, suave, pero rebelde para defender con pasión sus ideas, ingenua y ocurrente para exponer en lo que cree, atrevida sin dejar a un lado su timidez.Lía de pronto se dio cuenta de lo que estaba haciendo y retrocedió un par de pasos temerosa, con su carita sonrojada, como si le avergonzara haber tomado la iniciativa.—Usted señorita, va a huir, ¿Cómo es eso?  ¿Después de haber matado al tigre le tiene miedo al cuero? —expresó s
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Capítulo 26. El rechazo
Lía estaba abrazada del cuerpo de Marcos, después de haber vivido los momentos más emocionantes de su vida, su mente era un torbellino de preguntas revoloteando en busca de respuestas, pese a ello, tenía miedo de hacerlas, no quería dañar esa armonía existente entre ellos. El hombre la abrazó con más fuerza, estaba muy feliz, su Lía era suya, solo suya, porque nunca había estado con más nadie, un sentimiento de posesión lo invadió, sintió los ojos de ella posarse en su rostro y las alarmas encendieron dentro de él, sabía lo que debía enfrentar, por ello, tenía un poco de miedo, ella no era de quienes dejaría pasar una mentira, su carácter era fuerte y explosivo y no le cabía duda de que reclamaría. Cerró los ojos, creyendo de esa forma poder evadir el tema pendiente entre ello
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Capítulo 27. Escena de terror
La voz de Lía se escuchó un poco estrangulada, no pudo evitarlo, pero sus ojos terminaron empañados con las lágrimas que estaba tratando de retener. —No entiendo, ¿Qué tengo de malo yo para que tu abuela no me quiera junto a ti? —preguntó en un tono triste. —¿Quién dijo que tienes algo malo Lía Ontiveros? Si tú eres la mujer más maravillosa, hermosa, sincera, leal, única, tu valor es incalculable, ¿Por qué crees que me importó un rábano su amenaza? Mi mayor activo no son las empresas Esteban's, sino tú, eres mi más valioso tesoro y eso lo sabemos mi corazón y yo. La abrazó y ella se dejó consentir, sin embargo, en su rostro se dibujaba una expresión de dolor. —No te quiero con esa cara, la única persona quien de
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Capítulo 28. Matrimonio expréss
Lía se reía a carcajadas.   —Señor Ontiveros, ¿Cómo haces ese desastre? A mi hombre no le gusta el desorden —expresó coqueta.   —Pues no me interesa, su hombre va a tener que aprender, porque a mí, mujer le gusta el desorden y yo la complazco en todo lo que ella quiera, ella es mi reina y yo su fiel lacayo.   La tomó por la mejilla y besó sus labios con ternura, mientras la jovencita abría su boca para recibir su lengua cálida, húmeda y juguetona en el interior de su cavidad bucal, por un tiempo no dejaron de besarse, sumidos en ese exquisito sabor, y en ese mar de sensaciones extraordinarias. Por segundos, solo se separaban para poder tomar aliento y seguir dándose las más dulces caricias.   La boca de Lía estaba hinchada producto de los besos de Marcos, quien no se cansaba de demostrarle cuán grande era su amor por ella, luego de un momento cuando la dejó de besar le dijo con burla.  <
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Capítulo 29. No quiero que estés en conflicto
Doña Emilia, miró a Lía por unos segundos más y luego fijó su atención en su nieto. —Hazme el favor, gírate y pide de una vez echar para atrás todos esos papeles, aún tenemos tiempo para anular este absurdo matrimonio —expuso con firmeza la mujer sin dejar de observar a su nieto. Por un momento, Marcos permaneció en silencio, su abuela tomó eso como un titubeo de su parte y se sonrió. —Si te da vergüenza hacerlo tú mismo, lo haré yo por ti, después de todo soy tu abuela y tengo derecho a velar por tus intereses y los de nuestra familia —expuso complacida, mientras veía a Lía con una mal simulada expresión de burla. La joven sentía como su corazón golpeaba con fuerza en su pecho al escuchar las palabras de la señora, y sobre tod
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Capítulo 30. No permitiré que nos causen daño
La señora Eugenia luego de recorrerla de pies a cabeza, fijó su vista en el rostro de Lía. —Me saldrán raíces, esperando que me hagas pasar —expresó con un aire de dignidad. —¿Quién es usted? —preguntó aunque sabía perfectamente de quién se trataba. —¿Vas a fingir que no me conoces? —respondió con otra pregunta. —Así como usted está fingiendo venir a socializar —respondió la chica de manera sarcástica. —Punto para ti señorita, ¿Me dejarás pasar? —volvió a preguntar. — Yo no la invité a venir y creo que su hijo tampoco ¿Por qué debería dejarla pasar? —interrogó. —Porque necesito tener
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