GRISLas horas se pasan volando cuando Dylan no deja de mirarme fijamente, estamos sentados en lo que parece el limbo, cuando en realidad no es más que una cafetería apartada del resto de la gente, al parecer los dueños lo conocen y arreglaron todo para que no nos molestaran, quisiera estar feliz luego de lo que pasó, pero no lo estoy, ni una sola pizca, al contrario, el remordimiento llega como golpe directo al corazón, el ruido del reloj colgado en una de las desgastadas paredes, comienza a darme jaqueca. La mesera, a la cual le tiembla el pulso cuando nos trae café, me hace sentir, divertida, incómoda, todo al mismo tiempo. Ser marcha, no sin antes regalarle una sonrisa coqueta a Dylan, pero este no le presta atención, sus ojos siguen fijos en mí. —&iques
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