La mirada de Gea estaba sobre Eros en ese momento, habían pasado casi dos horas en las que ellos se veían fijamente sin ni siquiera decir una palabra, ella lo extrañaba y al parecer él lo hacía también, pero la imagen que se le fue regalada al llegar no fue de su agrado. Ver a su hembra en los brazos de un vampiro diciéndole que lo amaba, era doloroso.—Dime lo que piensas, estoy dispuesta a escucharte. Insúltame si así lo quieres. —Los ojos de él fueron hasta ella, había agotamiento en ellos.—Nunca lo haría. —Sus palabras la hicieron sentir culpables.—Somos adultos, ¿ok? Eros, estoy contigo y con Xel solo somos amigos. Tiene su alma en casa y yo estoy aquí contigo. —Su voz salió bajita, pero audible.—¿Somos adultos? ¿estoy contigo? —Él se puso de pie exhibiendo su 1.88 metros. Ella se ace
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