Julian se enderezó en la cama sosteniéndose su pulsante cabeza, tan mal que le daba mareo. La habitación estaba en penumbras a pesar de que afuera anunciaba que comenzaba a caer el atardecer. Buscó en su memoria que demonios había pasado y solo quedaba como último recuerdo la casa donde Aidan y Dominic vivían, un apartamento lujoso pero a la vez acogedor. Después de eso de conciencia se había vuelto oscura. Se había desmayado.Entonces solo podía llegar a la conclusión de que estaba en casa de ellos todavía. ¿no?Había una constante feromona rondando dentro de aquel inmenso cuarto, que de alguna forma no hacía que se sintiera para nada mal. Más bien, era acogedora, protectora, lo envolvían de forma posesiva. Era tan familiar que se encontró cerrando los ojos y dejándose embriagar por él. No podía definir de quien era exactamente pero le hacía sentir demasiado bien. No sabía a quién pertenecían pero su mente se dirigió directo al alfa que era el centro de su todo, de su e
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