—Hablaron conmigo, Lucia —dijo la voz del señor Zorman que se bajaba de una bici taxi en pantalón de bermudas de colores, camisa de botones hawaiana y con dos líneas de bloqueador en sus mejillas. Sin olvidar sus lentes de sol y chanclas a juegos, ¿esto era una broma o qué? —Bueno, mejor dicho, hable con el señor Volkova muy temprano en la mañana, me dijo que el congreso no era el primer día, que no nos dijo nada en la asamblea porque sabía que ciertas personas no lo permitirían. Quiere que nos bajemos de estrés un poco, y que el ultimo día vayamos al congreso, ¿no es un hombre bondadoso? —todos aplaudieron con alegría mientras mi cara de póker permanecía en el mismo lugar. —Muy bien… ¿Y se puede saber al menos donde se encuentra, el señor bondadoso? —solté manteniendo la calma por respeto al señor Zorman. —Dijo que nos alcanzaría después, relájate Lucia te lo mereces un poco —Todos se retiraron con el señor Zorman con alegría y una algarabía desternillan
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