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—¡Hay por dios, Lucia deja de mover tus manos como si tuvieran alguna especie de tic nervioso! Me están poniendo de los nervios, ya soy mujer de edad avanzada —la mire comer con rapidez mientras esperábamos todos los doctores, enfermeras y residentes.
—De echo creo que si es un tic nervioso que tengo, Sara. Es solo que todo este viaje me tiene muy nerviosa, insegura, estresada, agobiada y tensa... —dije juntando mis manos.
—Pero, que dices mujer… si trabajas en una sala de emergencias, tomate esto como unas vacaciones bien merecidas —me gire para mirarla con el ceño fruncido.
—¿Qué dices de vacaciones? Este viaje es exclusivamente para un interés laboral y…—alzo los ojos poniéndolos en blanco y
—Hablaron conmigo, Lucia —dijo la voz del señor Zorman que se bajaba de una bici taxi en pantalón de bermudas de colores, camisa de botones hawaiana y con dos líneas de bloqueador en sus mejillas. Sin olvidar sus lentes de sol y chanclas a juegos, ¿esto era una broma o qué? —Bueno, mejor dicho, hable con el señor Volkova muy temprano en la mañana, me dijo que el congreso no era el primer día, que no nos dijo nada en la asamblea porque sabía que ciertas personas no lo permitirían. Quiere que nos bajemos de estrés un poco, y que el ultimo día vayamos al congreso, ¿no es un hombre bondadoso? —todos aplaudieron con alegría mientras mi cara de póker permanecía en el mismo lugar. —Muy bien… ¿Y se puede saber al menos donde se encuentra, el señor bondadoso? —solté manteniendo la calma por respeto al señor Zorman. —Dijo que nos alcanzaría después, relájate Lucia te lo mereces un poco —Todos se retiraron con el señor Zorman con alegría y una algarabía desternillan
Congreso, recuerdos y deslicesVerla desaparecer ante mis ojos fue lo último que necesitaba para darme cuenta que hace tiempo había perdido a Lucia… Apreté mis puños con fuerza mientras la rabia y el enojo desmedido se apoderaban de mí, pero no era más que la impotencia y la culpa de saber que yo la había abandonado en un principio, yo era el causante legítimo de mi propia pesadilla. ¿Entonces que tenía que hacer? Yo la necesitaba más que nadie, sin ella me había dado cuenta que mi vida no era nada… Ella provoco que quisiera cambiar, ella hizo que quisiera vivir, ella daba un sentido a mi ser destruido y perdido. Si ya no era el Sr, o un mafioso, podría ser Nikolay para ella, per
—Óigame, le dije que me llevara al edificio Galaxy, ¿qué es este lugar? —propiné molesta mirándole por el retrovisor, abrió la puerta con brusquedad para soltar con el ceño fruncido.—Salga de mi auto, señorita —me quede mirándolo ofendida, solté un fuerte bufido entre dientes tomando mi bolso con molestia para azotar la puerta del auto al bajar. El tipo acelero levantando el polvo del suelo dejándome en aquel lugar.—¡Imbécil! —grite con fuerza. Ni su propio trabajo lo pueden hacer bien, rebusque en mi bolso para sacar el celular y llamar a otro taxi antes de que llegar tarde al congreso, maldita mi suerte. Encendí mi celular y con la mala pata que tenía estaba en rojo apunto de apagarse.—No, no, no, por favor ahora no… —indique acelerada tocando la pantalla hast
—No vez lo desesperado que estoy por ti, Lucia… Haría cualquier locura por ti. —Dijo cerca de mis labios insinuando un segundo beso. Escuchamos que alguien chillo sorprendida.—¡Dios mío! ¡Unos exhibicionistas, seguridad! —la mujer tapo los ojos de sus hijos que también se había asomado a mirar. Nikolay suspiro con molestia cerrando sus ojos, me tomo de la mano para salir por la puerta trasera con rapidez. Estaba tan shokeada por lo que había dicho, ni siquiera me había propuesto a soltarme de su agarra. Al salir del edificio caminamos unas cuadras llegando a un café, en donde nos sentamos en la primera mesa que vimos, la emoción de ser descubiertos, el deseo que provocaba aun nos tenía con los corazones acelerados como dos locomotoras. Lo miré a los ojos y dije.—¿Cómo sabía dónde estaba? —alzo la mano p
CONTRA EL TIEMPO Cuando llegue a mi habitación completamente acelerada, cerré la puerta detrás de mi poyándome en ella con el corazón yéndome a mil, inhale con fuerza llenando mis pulmones de oxígeno calmando a mi mente. Lentamente solté el aire por mi boca aun sintiendo ese desgarrador nudo en mi garganta, algunas lágrimas volvieron a salir recordando todo lo que había sentido teniéndolo de nuevo tan cerca de mí, todo la rabia y desilusión que sentí al escuchar la razón de su huida me sobrepasaba. Mis piernas empezaron a temblar cayendo lentamente al suelo… Simplemente quería llorar para que mañana volviera hacer la misma de siempre, tenía que volver hacer la de siempre. ¶ —Cuanto más tardaran… Mañana es el último día —dije a Ares al teléfono p
Verdades a mediasJamás hubiera querido tener que involucrarla, era como repetir mis malos pasos hundiéndola a ella de nuevo en el fango. Caminar de nuevo por las mismas pisadas que me alejaron de ella en un principio me mataba, pero como mentirle a una sincera expresión de preocupación dedicada al egoísta hombre que le había hecho tanto daño. Solo necesitaba más tiempo y actuar por ella.—Lucia, tenemos que volver inmediatamente a la ciudad. Reúne a todos y diles que tenemos que volver, diles… Que tuvimos que apresurar el regreso por temas de la agencia de vuelos. —Solté con rapidez tomando mi celular, tenía que hablar con Ar
—Lo se… Lo sé, lo siento, pero las cosas se descontrolaron. Los tipos que contrate se dieron a la puta fuga, y no teníamos tiempo que perder… Mikeila se ofreció diciéndome que era muy buena con las computadoras y dijo que había alguien en la ciudad que conocía que la podía ayudar… Así que dos más dos y el resultado fue este —negué en silencio para no propinarle un puto golpe en la cara, que coño quería que le dijera a Lucia cuando se enterase que utilizaba a su hija como ficha de ajedrez en esta mierda en la que me había metido.—Dime, por favor… Que no los vieron o paso algo de lo que no me haya enterado aun —alzo sus ojos llenos de duda para después decir. Juro que quería matar a alguien al ver esa expresión.—Hoy al terminar de hackear los archivos por alguna razón que no sabíamos, el
Ni blanco ni grisNunca me olvidare del momento en que Lucia poso sus ojos en mí aquel día que desperté casi inconsciente por el balazo que me habían propinado, al alzar el arma contra ella, y ver ese intenso ojo color morado que llevaba como un tatuaje. Estaba seguro que lo último que observé en aquello ojos azulados fue miedo, decían tantas cosas esas miradas, que me sentí abrumado perdido… Había puesto un arma en toda su frente y ella ni se inmuto. Un clic instantáneo se escuchó en mi mente, la intrígate forma de hablarme fue el trago que mi curiosidad quería beber. Pero ahora… Alce mi mirada y estaba claro que aquella mujer que caminaba de un lado