AZURACuando era niña y mis padres me dejaban sola por meses, primero en compañía de mi nana, luego cuando murió, en compañía de otras, niñeras… etc… sentía que me faltaba la respiración, que no podía aguantar por más tiempo su ausencia, llegué a un punto en el que mis berrinches fueron calmados por regalos costosos, mis lágrimas por dulces, su ausencia la iban llenando mis propios padres con llamadas lejanas, mensajes de texto, carros, lujos, permisos, mentiras, hasta que llegó Rayan y todo lo mejoró.Pronto sus palabras fueron la miel que me encantaba probar, sus abrazos sustituyeron esos por los que lloraba cada noche, y su protección y compañía, poco a poco fue desvaneciendo el constante recuerdo de mis padres hasta que con el paso de los años se convirtieron en un par de extraños, es decir, sabía que eran mis padres,
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