Cody Andrew me llevó a casa, estábamos parados frente a la puerta pensando en cómo despedirnos. Y es que, después de tantas confesiones, no estaba seguro de cuál sería la mejor manera de decir adiós. -Gracias por traerme Andrew—dije sonriente. -No agradezcas, lo hice con gusto. Su sonrisa y el tono siempre sincero con el que me hablaba llenaban mi corazón de algo que aún no sé cómo describirlo. Pero se siente bonito. Nos quedamos en silencio, mirándonos mutuamente. No estoy seguro si “incomodo” es la palabra correcta, pero el que ninguno diga nada me pone demasiado nervioso. -Entonces, ¿te veo mañana?—pregunté. -Sí, nos vemos mañana—respondió él. El silencio se hizo de nuevo. Ninguno se movió. Miraba al suelo, evitando la mirada penetrante de Andrew, sintiendo mi cara roja y preguntándome si debería entrar o hacer algo. Finalmente, Andrew me sonrió y se despidió sutilmente con su mano. Pero no llegó muy lejos, d
Leer más