La sorpresa invadió a Malcom quien, de inmediato, como si «algo» hubiese detenido sus pensamientos, se apresuró a hacer una reverencia. Al percatarse de quién se trataba, aunque ya era conocedor de su presencia desde hacía varios segundos, Luke se levantó, mucho más señorial que su padre, dadas las circunstancias, e hizo una reverencia también.—Lo siento, padre —se disculpó Malcom.—Discúlpeme por mostrarle esto, abuelo —imitó el rubio. Adhemir Flabiano se adentró en la habitación a paso firme; el frío desapareció al segundo siguiente, pero no los nervios de todos los demás presentes.Él era un varón de apariencia cuarentona, con una barba muy rubia, copiosa, pero bien cuidada, y una clara cabellera que rozaba su nuca, sin arrugas y de porte serio, pero amable.«Adhemi
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