Nos quedamos abrazados la gran parte de la noche; él atrás de mí, rodeándome con sus brazos mientras mi espalda descansaba en su pecho, hablando de varias cosas sin sentido ni importancia frente al mar. No puedo evitarlo más, estoy demasiado enamorada de este hombre. Me enamora la sonrisa que siempre me dedica, me enamora el brillo de sus pasionales, feroces y juguetones ojos grises, me enamora la suavidad con la que acaricia mi piel y me lleva a otro planeta; me encanta cada palabra, cada gesto y esa actitud que siempre tiene hacia mí. Kilian es el hombre de mi vida y, tal vez lo nuestro sea prematuro, pero en el amor no manda nadie, no importan los días que se pasen, porque el amor no solo nace de la atracción física; viene de cada detalle, e incluso viene de una pequeña, pero poderosa palabra que hace remover nuestros corazones.
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