Diecisiete malditos días han pasado desde que Bella salió de este apartamento. Desde entonces no paro de darle vueltas a la cabeza, de martirizarme. Siento un gran vacío en mi pecho, un vacío que no recuerdo haber sentido con la pérdida de mi mujer. Esto es algo completamente diferente. La extraño, ¡joder! La extraño cada maldito día, a cada maldita hora. No sabía lo imprescindible que era en mi vida hasta ahora. No poder ver su sonrisa, no molestarme por su insolencia, no sentir su perfecto cuerpo cerca del mío. No deleitarme con sus besos, sus caricias, nuestra forma particular de hacer el amor. Estos diecisiete días han sido un completo desastre. No logro concentrarme en el trabajo; paso todo el tiempo en mi despacho, torturándome, sintiéndome tan infeliz que duele. Me he dado cuenta que esta soledad ya no me gusta, nadie se ha acercado a hablarme, ni siquiera Nikolai. Todos me han dado la espalda, sobre todo porque yo se los exigí y ahora me ahoga tanto silencio, tan
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