Heaven —Lo siento tanto —dice Paige, acariciando mi mejilla.Las dos estábamos echadas en mi cama y no he vuelto a salir de mi casa desde que esa noticia derrumbó mi corazón. Mi cabeza no dejaba de doler y la razón era porque no he dejado de llorar por nada. Cada vez que me calmaba, el recuerdo volvía y nuevamente las lagrimas caían.Han pasado dos semanas. Catorce días desde que perdí a mi bebé y cada día, el dolor se volvía más insoportable. No comía, no dormía bien. Hubieron noches es que me levantaba gritando pues tenía pesadillas sobre un bebé que desaparecía frente mis ojos.&n
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