Elizabeth observó con detenimiento aquel vestido, es sexy eso es indudable, sin embargo, su dilema es que no quiere servirle de trofeo a Gregory, no cuando él la ha pisoteado al tener a Corina allí, y salir por esa puerta a su lado significa que su poder, pasa a ser de él, una vez los líderes lo vean juntos, no tiene que ser adivina para saber que el sádico de su esposo ha planeado una fiesta en donde mostrará que la tiene dominada. —maldito dragón engañoso— exclamó furiosa agarrando con brusquedad el vestido. (...) Bajó por las escaleras como toda una diva; no se iba a amilanar, era la señora Bianchi y eso nadie lo podría refutar, ni el mismo Gregory. Sabía que, al aceptar el matrimonio co
Leer más