—Shh… Hey, está bien — sus labios recorrieron los míos con suavidad, demasiado nerviosos, pero a la vez tan firmes que asustaba. —Cameron... — su nombre salió en gemido tembloroso, su risa invadió la habitación, su aroma a menta y tinta se quedaron en mi nariz.—No digas nada, todo va a estar bien, te lo prometo — sus labios se quedaron un momento más sobre los míos, sabía tan bien, él era tan cálido, tan malditamente familiar que me sentía mareado. Sus manos estaban debajo de mi jersey gris, sus dedos largos y su suave palma acariciaban mi piel con deseo, un gemido más alto escapó de mis labios, sus dientes me mordieron con suavidad mientras se alejaba un poco de mí para verme. —¿Quieres que vaya más despacio? — pregunto, tomo mi mano y besó suavemente la parte interna de mi mu&
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