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Todos los capítulos de Alumna Modelo : Capítulo 31 - Capítulo 40
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Preferí al Sapo
— ¡Muy bien! Entonces lo escucho —  Demando altiva.Sus ojos están abiertos como platos, su respiración es agitada, mira a su alrededor incomodo, sin embargo, podría decirse que estamos solos, ya que no hay nadie a nuestro alrededor en apariencia. De mi parte, empiezo a impacientarme, sigo esperando ansiosa la dichosa explicación de la que tanto habla, aunque en el fondo sé que será otra de sus manipulaciones.  — ¿Y entonces? ¿No vas a decir nada? — Inquiero altiva.Tal como pensé, se queda cayado y me frustra con su actitud, no entiendo que tan complicado puede ser decirme la verdad, pero, finalmente entiendo que no es su naturaleza hablar con franqueza.— ¿Sabes que Leonel? ¡Olvídalo! No digas nada — Lo empujo y continuo con mi camino. El vuelve a correr colocándose frente a mí para detenerme.&mdas
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¡Trágame Tierra!
El despertador lleva rato sonando y lo escucho lejano; mis ojos están pesados, apenas puedo parpadear, con mucho esfuerzo los abro, para darme cuenta que es la alarma de las mañana — ¡Rayos! Dormí más de doce horas — exclamo sorprendida.Por apresurarme a pararme de la cama, me enredo con la cobija y caigo sentada en el suelo — ¡El coño e’ su madre! — exclamo en automático, por el tremendo golpe que me doy en el trasero. Adolorida me levanto con cautela de no volver a tropezar y me apresuro a vestirme para ir a clases.Afortunadamente, hoy no me toca clases con el imbécil, claro, eso no significa que no vaya a verlo en los pasillos, pero ya me hice a la idea que debo sufrir mi calvario y asumir las consecuencias de mis desequilibrios — ¡Debería hacer una tesis con mi caso! Seguro me saco veinte — pienso mientras peino mi cabello.Decidida a demostr
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En picada
En su mirada se nota claramente que no está contento,  parece que sus pupilas están envueltas en fuego, trago grueso ignorando sus expresiones  al caminar. — ¿Todo bien hermosa? Te ves algo pálida, ¿acaso me excedí? — no articulo palabra alguna. — ¡Jenny, mija, di algo! — Exclama Fanny, haciendo muecas con los ojos. Mi cabeza está hecha un nido, por un lado, claro que me incomodó el atrevimiento de Adrián, solo porque lo hizo delante de todo el campus, prácticamente me acorraló y por el otro, me siento victoriosa de ver los celos ardientes en la expresión del miserable de Serrano  — ¡Aja! ¿Cómo piensas salir de esta? — pienso, con una sonrisa estúpida en mi cara.  — ¡Chicos, ¿Son vainas mías o el profesor Serrano viene hacia nosotros?! — la respiración se me corta, cuando Libia dice eso. En el acto, curiosa Fanny voltea sin ningún disimulo — ¡Ay, parece que sí! — Sus ojos se abren  — ¡Parece molesto muchachos! Seguro a
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¿Qué fue lo que hice?
¿Qué fue lo que hice?— Oye Lindo, necesito hablar contigo — Estoy nerviosa, de verdad no quiero romperle el corazón.Automáticamente, su expresión se torna afligida, el simple hecho de usar esa frase, es presagio, que nada “bueno” viene a continuación. Entre balbuceos y frases entrecortadas, intento decirle la verdad, pero, en ese momento, me doy cuenta que Leonel, no está observando y como la estúpida que soy, hago exactamente lo contrario de lo que pensaba. Movida por un impulso y motivada a darle celos al imbécil, me lanzo a besarlo tomándolo del cuello— ¡Ahora sí, la terminaste de embarrar Jennifer! — pienso.Movida por un impulso de idiotez, terminé enredada en mis propias tonterías, se supone que aclararía las cosas con Adrián, seria sincera, confesándole que solo puedo
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¡Que no vayan a cometer una estupidez!
— ¿Qué rayos pasa con el profesor Serrano? — Figurativamente pude escuchar el vidrio quebrarse a mí alrededor.— ¿Qué viene ese tipo al caso? — Respondo de mala gana, parándome a buscar otra cerveza.Fanny se acomodó sobre la cama, hasta quedar sentada en posición de buda, acusándome con la mirada, trababa de traspasarme, ver en mi interior, sin embargo, no importaba cuanto grado etílico hubiera en mi sangre, jamás le contaría lo que estaba pasando con Leonel.— No seas así, dime que está pasando con ese imbécil. Estas muy rara ¿Y el espectáculo de hoy? Parecía una escena de celos — Reprocha entre dientes, para que la vieja chismosa no pueda oírnos.— Deja de ver telenovelas juveniles, ya andas viendo drama donde nos los hay — Resto importancia a su comentario.— &
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Mis sentimientos por esa Alumna
Leonel: El tiempo parece haberse detenido, todo a mi alrededor se mueve en cámara lenta — ¡Se está besando con otro! ¡Y con ese imbécil! — Pienso, mientras cierro el puño, clavándome las uñas en la palma y  una enorme presión se apodera de mi pecho, es  parecida a un dolor fuerte — ¡A lo que has llegado Serrano! — me digo a mi mismo, viendo a Jenny guindada del cuello de ese proyecto de hombre, fundiéndose en un beso que desde aquí luce muy apasionado.Aprieto los ojos tragando grueso y mojo mis labios ligeramente con la lengua, mi mente se ha quedado en blanco, incluso no tengo ganas de salir al ataque y poner en su sitio a ese idiota que se está metiendo con quien consideraba mía, — Pero que veo no es así — Por lo que no viendo más remedio, doy la vuelta y me marcho de allí con la rabia con
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De hombre a hombre
Jenny: Estos hombres no dejaron de matarse con la mirada, por supuesto, no pasó mucho tiempo antes que llamáramos la atención de un grupo de personas — No puede ser, otro show en menos de dos días — pienso, abrazada a mi carpeta.— ¿Qué fue lo que dijo bachiller? — respondió Leonel con tono inflexible.Se llevó las manos a la cintura y acortó la distancia entre ellos, clavó sus fríos ojos sobre Adrián para intimidarlo. Todo su lenguaje corporal era desafiante, hacia valer su posición de autoridad; me dejó sorprendida, pensaba que perdería la compostura, pero no, todo lo contrario, se comportó como el profesional que se supone que es.— Dije que no es su problema… Profesor.Los ánimos se caldeaban rápidamente, es especial luego del tono de burla que Adrián emple&oa
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Sin podernos resistir
— ¡Devuélveme eso Fanny! — Me le voy encima tratando de quitarle mi teléfono.— ¡Mira cómo te pones! Le voy a responder —  Al escucharla, intensifico el forcejeo hasta recuperar el móvil. Sin pensarlo dos veces, rechazo la llamada y un repentino alivio recorre mi cuerpo.— Eso no fue gracioso.— Me vas a seguir negando que pasa algo con ese profesor.— Son idea tuyas, no está pasando nada.— Entonces ¿Por qué te llamo?— No lo sé… Y ya, tuve un día demasiado pesado Fanny no tengo ganas de hablar del tema.— Entonces, vas a seguir con el misterio. Está bien, pero recuerda que las cargas compartidas son más fáciles de llevar.Aunque tenga razón en lo que dice, no me gustaría que se enterara de esta retorcida historia con Leonel, no porque no conf&iacu
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Y ahora, ¿Cómo le explico?
Jenny:— Y entonces, ¿Estoy esperando? — Señala la directora en tono severo.— No es lo que parece Profesora Rosa. La señorita González y yo, simplemente estábamos sosteniendo un apasionado debate.Guardo silencio, pidiéndoles a todos los santos, que no se note el terror en mi rostro.  Con los brazos cruzados nos mira incrédula por unos segundos, aunque la mayoría de su atención esta sobre Leonel.— ¿Sabe un cosa profesor Serrano?, lo de apasionado está a simple vista, con la diferencia, que a mí no me pareció que fuese un debate.— ¿En serio? Lo que sucede es que por lo general los argumentos de González y los míos no coinciden, a veces nos dejamos llevar defendiéndolos, ¿Cierto señorita?Me tomo un par de parpadeos reaccionar, estaba muy asustada por mentirl
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Otros, solo por hoy
Leonel:— Anda, escapemos de todo solo por un rato.Le suplico pegado a sus labios, con mis dedos entre sus cabellos, embriagado por el aroma de su perfume. Sus enormes ojos están ardiendo en deseo, así como el resto de su cuerpo que no deja temblar — No puedo estar equivocado, me desea tanto como yo — pienso, sintiendo su aliento.El silencio que recibo de su parte, es la confirmación de su anhelo, puedo percibirlo en el brillo que tiene su mirada. El ruido ambiente hace imposible que pueda notar el sonido de su agitada respiración, por lo que sin pensarlo, le quito las llaves del auto, dejándola perpleja.— ¡Vamos! ¿Qué esperas? ¡Sube! — mirando en todas direcciones, agarró sus cosas y entró al auto.— ¡Esto es una locura! Ni si quiera sé que hago yéndome contigo — Señala a punto de arrepentirse, entonces
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