Las voces, inconexas y alteradas de todos me daban vuelta, resonaban por mi cabeza como un remolino de sensaciones difíciles de explicar y contradictorias. Aquel disparo que aventó Milan iba directo a Bastian, pero sin pensarlo yo me interpuse para que aquella bala no lo tocara, me dolía el hombro como si millones de pequeños piquetes de abejas, se introdujeran en mi piel a la fuerza, me sentía como si un gigante me hubiera aplastado con una roca, ¿esto era real?, ¿de verdad Milan tenía la intención de matar a Bastian?, esto iba más allá de una simple riña de amoríos juveniles, él estaba pisando ligas mayores, aquel dolor en mi hombro, aquella enorme incomodidad al ver a los dos chicos que más he querido en el mundo, no era nada comparada con el dolor infernal de mi pecho, ¿por qué Milan
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