Según tocamos tierra en Milán, cada recuerdo llegó a mi mente como un rayo. Todo el dolor que guardé en lo más profundo de mi corazón, volvió a aparecer de golpe, haciéndome imposible poder quitar de mis pensamientos las noches y los días que lloré en silencio y a todo pulmón por todo lo que me arrebataron en una fracción de segundo. He aprendido a mantener en pie, aun y cuando las ganas de vivir se han ido de mi cuerpo. Los ojos se me cristalizaron y, antes de que Adriel dijera palabra alguna, me bajé del avión privado.Nos hemos vuelto muy amigos; casi es como un hermano gruñón y mandón para mí. Desde que se abrió a mí y me contó el verdadero mundo de ellos nuestra amistad creció mucho. Es por eso que no puedo guardar rencores con Aiden, porque a pesar de ocultarme cosas importantes, sé que lo hizo para protegerme de lo que, inevitablemente resulté untada.Por seguridad no fuimos a la que era mi casa, sino a otra mucho más alejada de la ci
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