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Todos los capítulos de GUARDIANES DEL BARRIO: Capítulo 11 - Capítulo 20
36 chapters
EL PAGO POR UN DESLIZ
Julio Fernández, quedó con Sergio Mayoral, para hablar con él y decirle que quería más dinero, ya que había aparecido un antiguo socio y necesitaba que le prestara un dinero. Sergio, se retrasó, pues debía terminar un asunto en el despacho de Luis de Santiago, pues era algo de un cliente muy importante del bufete. —Hola Julio —dijo Sergio cuando llegó al reservado. —Hola, me gusta que seas puntual y si te digo, a una hora, es esa hora. —Estaba terminando un asunto y en cuanto he podido he venido. —Bueno, necesito un millón de euros para mañana. —Es algo imposible, no puedo mover ese dinero tan rápido. —El dinero lo tengo, pero necesito que falsees una factura para poder sacar ese dinero sin despertar sospechas. —Vale, te haré una factura de parte de una de las sociedades pantalla de Panamá. —Mañana, a primera hora, sin falta la quiero. Se despidieron y Sergio se cruzó con Alicia que había ido hablar con
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EL PEQUEÑO JARAMA
A la mañana siguiente, nada más llegar al despacho, Luis llamó a Sergio Mayoral para decirle que se tomara unos días libres, pues necesitaba pensar que iba a hacer puesto que no confiaba en él. Sergio, salió del despacho cabreado y fue a tocar un poco las narices a Ricardo Bautista, pero esta vez la jugada le salió mal, pues Alicia se lo impidió. —Sergio, deja en paz a Ricardo que no te ha hecho nada —dijo Alicia. —No sé qué puedes ver en este perdedor —respondió Sergio. —Tranquilo Ricardo, no merece la pena, vámonos— finalizó ella. Se montaron en el coche y se fueron a patrullar por el polígono para ver si encontraban la moto de Jairo. —Gracias Alicia —dijo Ricardo. —No tienes por qué dármelas, es un chulo y un prepotente — indicó ella. —De todas formas, es de agradecer, Alicia. —¿Esa no es la moto de tu hermano? —interrumpió ella señalando una moto que estaba tirada en el suelo. Éste, paró el c
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LA VIDA ES SORPRENDENTE
Manolo Martín, el periodista del barrio, había ido hasta el despacho del comisario, para comentarle lo que había averiguado sobre las fotos. —Pasa, Manolo —dijo el comisario al ver que aparecía por la puerta. —Hola, Ramón, he averiguado algo sobre las fotos —dijo el periodista. —Dime lo que has averiguado. —Las fotos no han sido sacadas por ningún periodista gráfico que conozca. —Pero son fotografías profesionales. —Por el ángulo y por la distancia a las que han sido hechas, creo que pueden ser de un detective privado. —Gracias, Manolo, ¿qué puedo hacer para compensártelo? —¿Podrías decirme quién es el responsable de las carreras ilegales? —No tientes a la suerte. Se despidieron y el periodista se fue. Llegó la Inspectora Jefe para hablar con él comisario sobre un caso muy importante. —Hola Vanesa, ¿qué pasa? —dijo él. —Tienes que aprobar una vigilancia por un caso de acoso a meno
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LA VERDAD, SALE A LA LUZ
Montse Ibarra llegó al hospital tan pronto como pudo y en la sala de espera de urgencias estaba Alicia sola. —Hola Alicia, ¿Sabes lo que le ha pasado a tu padre? —le dijo la inspectora Ibarra dándola un abrazo. —Hola Montse, lo único que sé que fue un amago de infarto, pero le están atendiendo —Respondió ella. —¿Cómo fue que le dio? —le preguntó Montse. —Descubrió las cartas donde ponía que mi madre tenía un amante y cuando le dije el nombre del amante le empezó a doler el pecho y se desplomó. —Lo siento muchísimo, Alicia. Tu padre me contó que había descubierto que tu madre tenía un amante, pero no sabía quién era. ¿Me lo podrías decir? —No sé Montse, a lo mejor mi padre no quiere decírtelo. —Sabes que somos pareja y no creo que le importe, a parte me gustaría saberlo. —Bueno, te lo voy a decir, era Julio Fernández. —Gracias. Ahora debemos estar junto a tu padre, sin pensar nada más. —No tienes que dárm
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UN PUNTO DE INFLEXIÓN
Tras pasar la noche juntos, Alicia y Ricardo se dirigieron a comisaría adonde llegaron los dos juntos.Las habladurías estaban empezando. Ellos aclararon que estaban unidos, acallando así cualquier tipo de rumor.—Ricardo, ayer no te dije nada porque no quería estropear la noche, pero tengo que contarte una cosa —le dijo ella.—Si quieres, a la hora de la comida, vamos a mi casa y hablamos tranquilamente —respondió él.—Vale, cariño, es algo que quiero que nadie más sepa, de momento, pero eres mi pareja y no quiero tener secretos contigo —dijo la inspectora de Santiago.—Gracias por confiar en mí y no ocultarme nada.—A ti, por siempre estar a mi lado y darme tanta fuerza.Mientras tanto, en las oficinas de Julio Fernández, se estaba produciendo una reunión, entre éste y Sergio Mayoral.—Serg
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CHICA NUEVA EN COMISARÍA
Luis de Santiago fue a la comisaría para hablar con su hija y explicarle lo que había pasado. —Hola, querría hablar con la inspectora Alicia —dijo él. —Hola, ¿Quién quiere verla? —respondió Encarna Carrasco. —No te preocupes Encarna, es mi padre —intervino Alicia que acababa de salir de un interrogatorio— Papá, vamos a «La Perla» y hablamos más tranquilamente. —Vale hija. Encantado de conocerla Encarna —dijo Luis besándola la mano. —¡Qué caballeroso! El placer es mío —le respondió la oficial Carrasco. Alicia y Luis salieron de comisaría y se dirigieron a «La Perla». —Hola Alicia, ¿quién es este apuesto caballero? —preguntó María. —Es Luis, mi padre, y no tienes nada que hacer con él — contestó la inspectora de Santiago guiñando un ojo. —¿Qué queréis tomar? —Yo mi café de siempre —dijo Alicia. —Yo tomaré un cortado —pidió Luis. —¡Un café con leche bien cargado y un cortado marchando! — gr
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UNA DECISIÓN MUY MEDITADA
Anastasia Guevara se quedó muy tocada tras lo sucedido con Lorena García, pero no le quedaba otra que admitirlo, por lo que decidió hablar con ella. —Lorena, ¿podemos hablar un momento? —Dijo Anastasia, entrando en su despacho. —Por supuesto, dime —respondió Lorena. —Estoy muy rallada con lo que sucedió el otro día, no me quedé bien diciéndote lo que te dije. —No te preocupes, Anastasia, te entiendo. A mí también me ha pasado que me ha gustado alguien que no sentía lo mismo por mí y seguimos siendo tan amigos. —Eres mi mejor amiga y eso no quiero que cambie a pesar de todo, acepto que no te gusto y listo. —Entonces tan amigas —sentenció Lorena dándola un abrazo. Montse tenía revisión con Santiago Ocaña por el tratamiento y antes de ir a consulta se pasó por el despacho de Luis. —Hola, amor, ¿habíamos quedado aquí? —preguntó él al verla. —Habíamos quedado en la consulta del doctor, pero pasaba por aquí y pensé que podría
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TERRORISMO ISLÁMICO
Alicia fue a desayunar a casa de Ricardo para decirle cuándo se iría a vivir con él. Llamó a la puerta y él le abrió. Tras un fuerte abrazo y un tierno beso de amor se pusieron a desayunar los «croissants» que ella había llevado.—Hola, amor. Gracias por el desayuno —dijo él.—Hola, cariño, te mereces mucho más pues me has demostrado que me quieres de verdad —dijo ella.—¿Por qué has decidido hacerme esta visita? Habíamos quedado en comisaría.—Me apetecía desayunar contigo y así aprovechar para decirte que cuando mi padre se vaya de viaje, me voy a mudar aquí.—Pensé que ibas a decir que no te ibas a venir a vivir conmigo, que yo era poco para ti.—¿Cómo no voy a querer vivir contigo si me haces mejor persona y policía? —respondi&o
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EL AMOR ES SORPRENDENTE
El invidente, volvió a «La Perla» a desayunar. Se estaba volviendo un cliente asiduo, iba allí para «ver» a María que le había impactado muchísimo. —Hola de nuevo, te estás convirtiendo en un cliente habitual, pero aún no sé tú nombre —dijo María cuando vio que el hombre se sentaba en el mismo sitio de siempre. —Hola, mi nombre es Pablo, por cierto, yo tampoco sé el tuyo— respondió el invidente. —Encantada, Pablo. Mi nombre es María. ¿qué te pongo, guapo? —preguntó ella. —El gusto es mío, María. Ponme un café y un croissant a la plancha. María le sirvió lo que había pedido y siguió atendiendo al resto de clientes que tenía en el local. Cuando el hombre terminó su desayuno, se despidió de ella y se fue. La dueña de «La Perla» estaba muy sorprendida de lo bien que en dos días había sintonizado con aquel hombre. Le había maravillado la forma en que la había tratado y el detalle de la sonrisa le cautivó. El día de la partida de Mon
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COMPETENCIA DESLEAL
Poco a poco la clientela de «La Perla» fue desapareciendo y tan sólo iban los clientes habituales que sabían que lo que ponían en esas críticas era falso, pero no sólo había desaparecido por eso sino también porque el nuevo restaurante había puesto precios con los que María no podía compartir.Pablo, el masajista invidente, tuvo una idea para ayudar a María. Como era amigo del periodista, Manolo Martín, le pidió que escribiera un reportaje sobre la esencia de «La Perla» para que hiciera ver a la gente que esas críticas eran totalmente injustas.—Hola María, ponme una cerveza y un pincho de tortilla —dijo Pablo cuando entró en «La Perla», que estaba vacía.—Hola Pablo, ahora te lo pongo, eres mi primer cliente — respondió ella mientras le servía.—Seguro que cu
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