Trato de mover mis manos tal cual Aristo pero por más que lo intento no sucede nada. Lo intento de nuevo, y una vez más y otra, otra, y tantas veces que pierdo la cuenta. Ya comenzando a frustrarme, Aristo se acerca llamando mi atención y haciendo que detenga is movimientos y me centre en él. -Espera- se acuclilla frente a mi tomando mis manos entre las suyas- Primero tienes que relajarte y no solo hablo de tus movimientos, también tu mente. Estás poniendo demasiada presión en ti misma y así no lo podrás lograr. Respira. Es algo natural en ti, es parte de tu ser.Asiento y trato de hacerlo de nuevo. Él me sonríe y me indica que cierre los ojos. Me sentía un poco tonta y no tenía mucha confianza en lograrlo, aún así debía intentarlo por lo que cierro mis ojos lentamente quedando en completa oscuridad a mi alrededor. -No dejes que tu respiración cambie, sigue así, justo como lo estás haciendo, sin importar que haga yo ¿ok?- Asiento ante sus palabras, y puedo sentir como sus manos comie
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