Al entrar, solo puedo tener alucinaciones de nosotros corriendo por todas partes, las peleas, las discusiones y la terrible relación familiar que llevábamos. Todo está lleno de polvo, muy deteriorado y con más papeles todavía.— ¿Qué le pasó a este lugar? —pregunto. Tomo una fotografía, (la única que queda intacta) donde estamos todos nosotros. Nos vemos felices, pero ciertamente no lo estábamos. Nunca lo estuvimos. Solo dábamos una buena imagen ante las cámaras para no deshonrar el honor que tenía nuestro padre.—Lo que pasa cuando nadie de la familia más respetada se queda para seguir dando órdenes por aquí. Cuando descubrieron lo que había pasado, los chismes corrieron. Unos decían que estábamos poseídos por demonios, otros que siempre fuimos una familia de asesinos y otros nos defendían a muerte.
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