No me incomodaba enseñarle defensa, pero dudaba si debía enseñarles todas, no es que no quisiera, pero cada quien debía marca su ritmo y manera de luchar y alguna técnicas prefería no mostrarlas mucho, me levanté temprano y me di una ducha con calma, mi cabello rubio estaba más largo de lo normal y me incomodaba un poco cuando me decían que “todas la rubias son brutas”, eso es muy lejos de ser verdad, que algunas no pensarán bien era otra cosa. Esta vez decidí ponerme una licra y una camisa pegada al cuerpo y luego otra un poco suelta, preferí hacerme una cola de caballo y llevar una gorra, el sol estaba algo fuerte, mis guantes y mis pequeñas pesas, de esta manera ella se debía acostumbrar a ejercitar más su cuerpo. Llegué y la vi sentada en el banco esperándome, me disculpe con ella y me explico que apenas había llegado y de allí fuimos juntas a su casa, y que casa, eso parecía una mansión a pedir de boca, llegue a su cuarto y le
Leer más