A decir verdad, ser espía no se me daría nada mal, escuchar a mi madre conversando por teléfono me asegura que de lo que está hablando es mi siguiente castigo. Estaba de rodillas, escondiéndome detrás del sofá y agudizando mis sentidos para escuchar lo que está diciendo.—Sí, muchas gracias. Bien, entonces esta semana —tuve que morderme la lengua para no gritar al enterarme del plan enfermizo de mi madre.Corrí hacia las escaleras sin intención de hacer ruido, pero como la ley de Murphy esta siempre de mi lado, me tropecé con todo en el camino, como reflejo felino salto para sujetarme de las estrechas paredes de la escalera.¿Puedo levantar a dos chicas en un pirámide humana pe
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