CHICAGO, HOSPITAL PRIVADO HERMITHON, 5:00 am ALGUNAS HORAS DESPUÉS Las voces inconexas que los rodeaban alrededor, no lograban que tanto Yohaly como Malcom pudieran conservar un minuto más la calma, habían pasado horas y horas sin despegarse del hospital privado al que su familia acudía, apenas dormían y mucho menos probaban alimento, las náuseas de saber que estaban perdiendo a Darren, les hacía temblar. —Estará bien, es un luchador —asintió Malcom para él mismo—. No nos dejará, pero mejor aún, no la dejará a ella. Malcom comenzó a morderse las unas de las manos, hasta que Yohaly, con todo el poco tacto del mundo, le dio un codazo e
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