No había podido dormir en toda la noche, o, bueno, lo que había restado de ella. Y cómo hacerlo, si estaba encerrada en una cárcel como un animal, como una vil ratera. Aquella celda era fría. No sabía describir bien los sentimientos que la embargaban en ese momento, pero la mayoría eran malos; tampoco había vuelto a ver a sus amigos, a Alba, a Enzo… Estando sola en esa celda, se puso a meditar acerca de muchísimas cosas, entre esas, lo que iba a hacer con Enzo. Enzo era su hermano mayor y nadie iba a cambiar eso nunca. Ella, Emma Ortega Brown, estaba enamorada de su hermano. Así es, lo acababa de aceptar abiertamente, de forma madura y consciente después de esos cinco años de ausencia, ¡estaba realmente enamorada de su hermano mayor! Y estaba también harta de esa situación. Pensó que al salir de ahí y estabilizarse un poco, sería el
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