Por fin se habían quedado solos y los niños estaban dormidos, por lo que podían hablar tranquilos, ya que hasta ahora siempre había alguien en la habitación.—¿Cómo estás, preciosa? —preguntó Iker mientras le acariciaba el pelo.—Un poco cansada, pero contenta de que por fin seamos una familia, aunque me estoy planteando que a lo mejor no deberíamos tener más hijos —dijo Lorena mientras le cogía la mano.—Amor, como tú lo veas, pues eres tú la que va a pasar por el embarazo y el parto.—Gracias por comprenderme siempre, no es por ti, sino por todo lo que ha pasado y nos han dicho que otro embarazo podría ser complicado y me estoy planteando hacerme la ligadura de trompas.Iker se quedó un segundo parado, no sabía que decir, no quería meter la pata, pero en su cabeza sonó un rotundo no a que ella se sometiera a otra operación.—No dices nada, ¿te ha molestado lo que te he dicho?, si es así, te pido perdón —dijo ella con tono un poco triste, p
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