—¿Qué se supone que haga ahora? te has ido y no sé a dónde tengo que ir, tú eras mi brújula, sin ti estoy... perdida...Es imposible seguir hablando, el dolor me ataca en lo más profundo. Saco las dos hojas que escribí y con ojos llorosos comienzo a leerla en voz alta.—Siento mucho no poder estar presente en tu funeral, pero no quiero tener ese recuerdo de ti, prefiero que sea tu sonrisa la que me arrulle como una niña pequeña por las noches, quiero que el recuerdo de tus ojos sean la luz que ilumine mi camino cuando esté perdida, aunque para ser honesta en estos momentos no me sirve de gran ayuda. He grabado en mi piel las hermosas palabras que me dijiste anoche, nadie podrá ocupar tu lugar, te has ido, me arrebataron tu amor la misma noche
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