— Nicol, he traído unas cuantas cosas de mi viaje. Darren no me quiso dar muchos detalles de las cosas que te gustan.— No debió molestarse, Marissa.— No es molestia, Nicol. Vas a recibirlas y solo vas a decir gracias. Las traje con mucho amor.— Mari, no seas tan intensa — Darren sonrió, y pellizcó su nariz.— Deja de hacer eso, sabes que no me gusta — chilló, mi estómago se revolvió ante ese gesto hacia ella.— Iré a mi habitación, supongo que tienen mucho de que hablar — seguí de largo con las inmensas ganas de golpearlos a los dos —. Permiso.Soy tan tonta, tantos años siendo una chica ruda y un hombre me convierte en un frágil caramelo chillón. Cerré la puerta y las lágrimas cayeron mojando mi rostro. El amor no está hecho para alguien como yo, y menos de un hombre cómo él.De verdad que fueron semanas maravillosas a su lado, pero ya es momento de volver a la realidad. Me lancé a la cama con todo y ropa; el dolor de mi pecho no se irá
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