Capítulo 38.Fatima se quedó en mi habitación y me obligó a ir a la suya para que hablase con Alî, para que le convenciese de que le diese el divorcio, de que la dejase libre para rehacer su vida, aunque una parte de mí no quería hacerlo, una parte de mí estaba aterrada por volver a confiar en él.Ali no me había traicionado como tantas noches pensé, como tantos años odié, él… en realidad, seguía amándome. Eso creó un pequeño atisbo de esperanza en mi interior, y tan pronto como llamé a la puerta y observé como él, con la parte de arriba desnuda, me abría la puerta, sorprendido por encontrarme allí.Aurora – reconoció, aún algo sorprendido de verme allí, sin poder creer lo que veían sus ojos – pensé que no querías volver a
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