El denso añil cubriendo las paredes del dormitorio de mamá definen las emociones que tienen mi cabeza inflamada. Acabo de caer en cuenta respecto a la visita a la montaña, cuando amaneció decidimos bajar cuidadosamente, caminé con extrema cautela, un nivel tan improbable para mí que, irónicamente, resbalé antes de llegar a la cabaña.Pero, si no lo hubiese hecho, el cuerpo putrefacto de Sedán seguiría esperando a que alguien tenga valor para anunciar su desaparición. Una bolsa de papel bien acomodaba reposaba sobre su pecho, creí que las elevaciones se debían a la vitalidad de su ser, sin embargo, el exterior refutaba mis alucinaciones.Fuimos unos tontos al ignorar a Sedán, además, lo que fuese que contenía esa bolsa, brillaba más que mi incierto futuro. Nos convencimos de que fue una decisión sensata para evitar escarmientos y miramient
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