-Lleváoslo -le dijo el rey Michael a la gurdia-. Y ocupaos de que mi hermano reciba atención médica ahora mismo. Media hora más tarde, Michael y Josephine salieron frente a la multitud que se agolpaba en la catedral. Con los brazos en alto, el Rey saludó a quienes le aclamaban una y otra vez. Isabel miró a Ada, quien estaba de pie, a la derecha de su hermano y su padre. Él la miró y ella supo que compartían la alegría de haber encontrado al culpable, quien pasaría el resto de su vida entre rejas. También sabía que los soldados habían salido a buscar el resto del grupo que había secuestrado a su padre. Había terminado el peligro para su familia.-Ciudadanos -dijo el rey Michael-, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que salí a hablar con ustedes -la gente comenzó a gritar y el rey Michael levantó la mano par
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