Cuando Sabrina recuperó el conocimiento, ya estaba en la ambulancia, camino al hospital. Sabrina agarró la mano del médico. “No, no me dé... No me dé anestésicos”.El médico se quedó sin palabras.“Estoy embarazada, quiero quedarme con mi hijo. No tengo más familia, este bebé será el único pariente que me quede. Se lo ruego, no... no me ponga ningún anestésico” suplicó Sabrina.Zayn tampoco sabía qué decir.Finalmente, el médico preguntó: “¿Podrá manejar el dolor de la operación?”.Sabrina dijo con una fuerte determinación: “¡Si!”.Después de que el médico se lo permitió, llevaron a Sabrina a la sala de operaciones.Zayn, que estaba esperando afuera, podía escuchar los desgarradores gritos de agonía que provenían del interior de la sala.Pasó más de una hora antes de que Sabrina, pálida y exhausta, fuera empujada fuera de la sala de operaciones, cubierta de sudor.Cuando salió de la sala, vio que Zayn la había estado esperando afuera todo este tiempo.“Gracias, Señor Smith, p
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