“De acuerdo”, respondió Sabrina, desde el otro lado de la llamada. La voz de Sabrina sonaba muy baja. “¿A dónde vamos y dónde debo esperarte?”.

Nigel se lo pensó un momento, antes de contestar: “Espérame en la entrada de tu empresa”.

“Lo haré”. Sabrina actuó de manera sumisa.

Nigel terminó la llamada justo después de su breve conversación.

Después de colgar, intercambió una mirada con Mindy, haciéndola sonreír. “Ya que me has mostrado a mi rival, ¿me estás diciendo que vas a elegirme a mí? ¿No es así?”, preguntó Mindy.

Nigel sonrió fríamente ante las palabras de ella. “Puedo distinguir claramente entre el tipo de chicas para jugar, y aquellas para casarse y establecerse. Si nos quisiéramos casar, nuestros abuelos seguramente lo aprobarían. Por mi parte, sé que mi abuelo estaría encantado si eso ocurriera. Después de todo, mi primo ya está comprometido, ¿no es así?”.

Mindy asintió con la cabeza. “Es cierto”.

“Sin embargo, no puedes impedirme que juegue un poco”, dijo Nigel, ebrio