LILLIESe que era algo tonto discutir con él, siempre se salía con la suya, por más que insistiera, él siempre salía ganando.Por más que deteste su terquedad, admito para mí misma que me esta gustado que cuide de mí. Nunca alguien que no fuera mi familia se había preocupado por mí, ni mucho menos cuidarme.Él era el primer hombre en mi vida, y no se trataba de cualquier hombre. No lo digo porque sea mafioso, sino por su personalidad, su rudeza, lo atractivo que es, su lado malévolo y su lado dulce.Descubrí que tenía un lado bueno y eso era lo que me estaba haciendo caer, o más bien lo que ya me hizo caer.Llegamos al hospital, en cuanto se detiene en el estacionamiento del lugar, yo no pensé más, e intenté abrir la puerta para bajarme, no quería irme sin decirle nada, pero no se que decir, él tampoco dijo nada en todo el camino, sin contar nuestra pequeña discusión. Cuando estoy por salir él toma de mi antebrazo para jalar de mí y así detenerme.— ¿Te irás sin despedirte? — dice, su
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