El señor Barraud, quien era el fundador del periódico local de nombre La Gaceta, preparaba la edición para el siguiente día, él sabía muy bien que no había nadie allí, se hallaba completamente solo. Nunca le había importado estar en soledad mientras trabajaba, de hecho la hallaba desestresante, pero había algo en esta ocasión que no le permitía permanecer tranquilo, se sentía observado, y hasta podía percibir un tenue olor de almendras caramelizadas, miró alrededor y no vio nada fuera de lo usual, así que enfocó su atención en su trabajo, la edición casi estaba lista para ser impresa al día siguiente, guardó el archivo final para marcharse, en ese momento percibió un graznido, seguido de un aleteo, el señor Barraud giró en sí mismo tratando de buscar al ave, pero no importaba cuánto buscara, ya que en ese sitio no había ningún cuervo, de hecho no había nadie ni nada además de él, así que tomó su maletín abandonando el edificio, sin olvidar cerrar las puertas.Subió en su automóvi
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