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Todos los capítulos de Dioses entre nosotros: Capítulo 41 - Capítulo 44
44 chapters
XL. Los elegidos de Dios
Aquello que Mina le había dicho resultó ser mucho más desconcertante de lo que pensaba. Boquiabierto la observaba cuando ella terminó su relato, teniendo la esperanza de que a ella se le hubiese ocurrido jugarle una broma en un momento tan tenso. Pero ella no lo negó, permaneció con una mirada inerte sobre él por todo ese tiempo. Y aunque también llegó a tocar la posibilidad de que lo estuviese engañando de forma tan descarada, de inmediato cambio esa idea, puesto que al menos hubiese intentado formular una mentira mucho más creíble.- Eso si no lo esperaba. – Dijo aún atónito-- Por eso tengo que irme. – Ella se acercó a él y lo tomó de los hombros, con una mirada de preocupación en los ojos. – Gilbert, tienes que ayudarme a salir de acá. Virginia debe haber rodeado toda la mansión.Él no tení
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XLI. Tú y yo contra el mundo
Gilbert arrastró la camilla hasta el estacionamiento subterráneo de los cuarteles, con llaves en mano, la compuerta trasera de una de las camionetas de cacería e introdujo la camilla hasta dentro del compartimiento. Luego ingresó al puesto del copiloto y antes de arrancar el vehículo, desconectó la pantalla del tablero. Durante el viaje hasta el centro de la ciudad, estaba inmerso en sus pensamientos; no quería hablarle a Mina por temor de que la pudiesen observar desde afuera por casualidad. Pero había otra razón por la cual no quería hacerlo, y era porque todavía dudaba si estaba haciendo lo correcto al ayudarla, sin embargo, por alguna razón se sentía extremadamente motivado a hacerlo. Mina, por su lado, reposaba en la camilla intentando parecer lo más inmóvil posible, esperando por las indicaciones de Gilbert. Sabía que se estaban alejando de la mansión puesto que sentía el movimiento del vehículo, pero no podía ver nada en realidad. Además, también se estaba pre
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XLII. Tú y yo contra el mundo: Parte 2
Habían estacionado en una acera que colindaba con varios hoteles de bajo coste. Mina siguió a Gilbert, quien entraba en uno de los establecimientos hasta llegar a una recepción. La mujer de mediana edad detrás del mostrador sonrío de inmediato al ver detenidamente el rostro del joven. Pero antes de que pudiese decir algo, Gilbert la abordó apoyándose del mueble.- Hey, una habitación, por favor. – Dijo con premura.- Cuanto tiempo sin verte, Gilbert. – Indicó la mujer con amabilidad, revisando la computadora que tenía al frente. - ¿La misma de siempre?- Ehm, no. – Expresó él, sonrojado e incómodo. - Solo una persona.Su voz había temblado de tal forma que Mina no pudo contenerse en dirigirle una mirada y sonrisa burlonas. Lo cual hizo que él se volteara hacia ella, fingiendo no saber por qué tenía esa expresi&oac
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XLIII. Declaración de guerra
Estacionada en una zona transitada de la ciudad, estaba una de las usuales camionetas blindadas y de color negro de la organización. Lo diferente de esta ocasión es que estaba rondando las calles de día, y en la cabina trasera había todo un apartado de vigilancia lo suficientemente sofisticado como para rastrear a cualquier persona de LondresEn el interior se encontraba Virginia junto a su asistente y un agente uniformado, mientras otros dos estaban en los asientos delanteros sin mucho que hacer. Williams realizaba de forma exhaustiva una serie de configuraciones en uno de los computadores portátiles que tenía al frente, mientras las pantallas colgadas en las paredes de la camioneta emitían imágenes de diferentes partes de la ciudad.Virginia observaba el progreso de sus asistente al momento en que recibió una llamada, por lo que contestó su teléfono de inmediato. - ¿Todav
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