—Mi señor, disculpe que lo interrumpa, pero debe saber que Derek está agonizando.—¿Se les paso la mano o qué? Dijo frotándose el puente de la nariz.—Emm… Sí señor. Dijo el joven agachando la cabeza.—¡Qué idiotas son todos! Les dije claramente que no lo golpearan hasta morir, nadie en esta puta casa me oye. Todo lo tengo que hacer yo, estoy rodeado de una pandilla de inútiles. Grito resonando en toda la casa.El joven seguía frente de la puerta mostrando respecto a su jefe, este se levantó de la silla hecho una furia. Y camino con paso firmes hasta el sótano, tendría que encargarse el mismo del patán que estaba abajo aún con vida, o eso esperaba. Llego hasta su celda abierta, el doctor curaba sus heridas, así lo había pedido Daren cada vez que
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