-Maldita sea, te ves sexy- Sonreí, extendiendo mi cuerpo sobre la cama, metiendo mis manos detrás de mi cabeza y apoyándome contra la cabecera. Arlet acababa de llegar a casa después de recibir puntos de sutura, su rostro una vez hinchado ahora estaba oscuro con moretones, su pulgar envuelto en gasa, sus puntos ocultos con una sudadera negra. Sus ojos helados estaban apagados por el agotamiento total, su hermoso rostro magullado y roto por los golpes. Frunció el ceño mientras me miraba, su mirada se posó en mi sudadera. -Alguien necesita tomar tu marcador- Reflexionó, pasand
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